Calidad y no cantidad
En nuestra columna anterior habíamos hecho una reflexión de cómo deberían enrumbarse las políticas públicas sobre la salud en el futuro a raíz de la forma en que la pandemia nos viene golpeando, queremos ampliar aquí el tema de la calidad de la atención de salud. En los últimos años, el foco de atención de la calidad como sinónimo de excelencia ha estado dirigido al rubro educativo, un ejemplo de ellos son nuestras universidades ya que algunas de ellas han conseguido acreditaciones nacionales e internacionales que les permite posicionarse en los primeros puestos de la oferta educativa, esto mismo deberíamos replicarlo en el sector salud, ya que no se trata únicamente de aumentar el número de hospitales o clínicas sino que éstas ofrezcan un servicio de calidad acreditada a los pacientes. Nuestra Carta Magna en su artículo 11 dice que el Estado “supervisa el eficaz funcionamiento de las prestaciones de salud”, precisamente de esto último es lo que se trata, no solo para evitar abusos o estafas y que si que existen, sino ir más allá y establecer parámetros de eficiencia en los servicios médicos.
Como dijimos la semana pasada aquí en Lima ya existen clínicas que han alcanzado importantes acreditaciones internacionales como la ya mencionada Joint Commision International (JCI), referente sumamente importante de calidad y que acertadamente la revista América Economía incorpora al elaborar su ya conocido ránking anual de hospitales y clínicas en base a siete indicadores entre los que destacan: la seguridad y “dignidad” del paciente, que busca que la atención médica se enfoque en éste, es decir que sea “pacienticéntrica” y cuidando las relaciones humanas con sus familiares, algo que lamentablemente parecen haber olvidado en nuestros centros de salud. Revisando el ránking del 2019 se notan datos significativos como la presencia de hospitales universitarios y la muy pobre presencia de hospitales públicos, de 58 rankeados apenas tres son públicos y el resto totalmente privados, lo cual infiere una despreocupación de los países de América Latina no solo en la poca inversión que se ha hecho sino también en medir la calidad de las instituciones que atienden nuestra salud.
Ahora se vienen escuchando voces de que hay que construir la infraestructura que nos ha hecho falta, pero tampoco se trata solo de hacerla sino también de que sea evaluada permanentemente con indicadores que demuestren que las prestaciones de salud cumplen con nuestro mandato constitucional, no debe volver a ocurrir casos de hospitales que se construyeron solo para la foto, para que aparezca en la placa el nombre del gobernante de turno y después sean elefantes blancos que no se podían usar porque no tenían habilitadas las redes de agua y de electricidad. Preocupa y mucho las cifras del covid19 para nuestro país, ayer el diario neoyorquino Daily News publicó un gráfico tomado de data del Johns Hopkins donde mostraba que Chile y luego el Perú tenían el mayor número de defunciones por millón de habitantes en el mundo, 8.22 y 5.71 respectivamente.