CAL–amidades: ¡Pobres abogados!
Ha reventado la bomba. Entre los actuales electos directivos del CAL, hay problemas sin resolverse y se les señala que no actúan correctamente; el actual decano y algunos de su junta directiva han sido “sancionados” con suspensión de varios meses como dirigentes del CAL. ¡Qué pena, los abogados están sufriendo la falta de idoneidad de los últimos decanos!
El Colegio de Abogados de Lima – CAL – institución con ejemplar tradición de más de 220 años, que nació en la Colonia con prestigio e influencia. Se fundó el 31/07/1804, pero viene desde 1726 como la “Hermandad de los Abogados”, con fines piadosos y de ayuda mutua. En 1777, llegó a Lima José Antonio de Áreche, intendente del Ejército Español, que ostentaba el título de “Visitador General de Tribunales”, autorizado por Real Orden del 31/07/1778 para establecer en Lima un “Colegio de Abogados” semejante al de Madrid.
La finalidad estatutaria del CAL, entre otras, son: promover y defender la justicia y el derecho como supremos valores, proteger y defender la dignidad del abogado, promover mejores niveles de vida para el abogado y sus familiares, defender a los abogados cuando se afecte su ejercicio profesional, proteger y difundir el derecho a la defensa.
El CAL ha tenido 138 decanos considerados eminentes juristas. Refiriéndonos solo a los últimos, ejemplares maestros como los Dres. León Barandiarán, Elías Aparicio, Montoya Manfredi, Bustamante y Rivero, Alzamora Valdez, Ruiz Eldredge, Bramont Arias, Ugarte del Pino, Boggio, Ferrero Costa, Vidal, Aramburú, Osterling y otros importantes jurisconsultos. Todos ellos trabajaban incansablemente en el CAL sin percibir “ayuda” económica alguna y eran eficientes.
Lamentablemente, entre los “últimos” electos decanos del CAL comenzaron a percibir mensualmente dinero bajo determinadas “denominaciones”. Esto sorprende a miles de abogados. Pero lo más calamitoso es que ya no hay eficiencia: el CAL no defiende a los abogados y además “tiene problemas económicos”.
Para ejercer la defensa, el abogado debe estar colegiado. El CAL tiene decenas de miles de colegiados que pagan sus cotizaciones mensuales para ejercer la defensa. Pero, inexplicablemente, su CAL no los defiende. Un grave problema es: el sufrimiento de los abogados debido al incumplimiento de los plazos en los procesos judiciales (civiles, penales, laborales, familia, etc.). Los administradores de justicia tramitan las causas en años sin cumplir los plazos procesales señalados en los códigos y normas procesales, lo que causa perjuicio a los justiciables y, principalmente, a los abogados, porque el ejercicio de la defensa es su fuente de trabajo para subsistir. Letrados han invocado al CAL que solicite al Poder Judicial y/o Ministerio Público que respeten los plazos procesales, pero no se evidencia que los últimos decanos lo hayan hecho.
¿Qué harán los letrados para defenderse?
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