Buscando explicación

El ser humano, por naturaleza, siempre se ha preguntado el por qué de las cosas, ya sea de los fenómenos naturales o de su vida cotidiana: cómo hacer para que no le falte alimento, cómo guarecerse del clima hostil, cómo curarse de lesiones o enfermedades, etc.; el anhelo de saber es connatural a nuestra especie y es lo que ha traído el progreso a la humanidad; hemos llegado tan lejos gracias a ese afán, los sueños de los viejos alquimistas y magos son ahora una realidad, hemos superado aquellos mitos que dominaban nuestras vidas.
La revolución científica es la que ha hecho posible adaptar el mundo físico a nuestros deseos; antes de ella, se creía que todo el conocimiento ya era sabido y estaba consagrado en textos antiguos, instituciones y normas, era el reino del dogma y la falsedad; se creía, también, que el conocimiento provenía de las autoridades, quienes en verdad sabían muy poco; el progreso estaba condicionado a rechazar la autoridad de los sabios, los sacerdotes, las tradiciones y los gobernantes; la gente buscó el conocimiento dejando de confiar en la autoridad, dudando de todo; esto no era algo nuevo, lo que realmente marcó el hito fue superar el empirismo, sabemos que no todo viene por nuestros sentidos, por ejemplo las matemáticas: es imposible ver una ecuación en el mundo real.
El conocimiento científico, en realidad, no se deriva de nada; como cualquier conocimiento es un conjunto de conjeturas, observaciones y pruebas; nuestra capacidad de comprobación también se hace presente en los mitos y en otros pensamientos irracionales; en la antigua Grecia, por ejemplo, existía un mito para explicar las estaciones del año: el secuestro de Perséfone y la tristeza de Deméter; si tan solo los griegos de esa época hubieran conocido el hemisferio sur del planeta, su teoría hubiera sido objeto de risa; hoy sabemos que el cambio de estaciones obedece a la inclinación del eje de la tierra, lo que hace que cada hemisferio se incline hacia el sol durante la mitad del año y en sentido inverso, la otra mitad. La búsqueda de explicaciones difíciles de variar es el origen de todo progreso, es la regla básica de la ilustración; a pesar de todo el progreso, aún quedan teorías incontestables o sin explicación, buscamos el auxilio de las estadísticas, casi siempre sin respuesta.
En nuestra ciencia, el Derecho, se ha llegado a decir que la naturaleza o el medio ambiente deben ser objeto de derecho; es decir, tienen derechos humanos; algunas especies -animales o vegetales- comparten mucho más de la mitad de nuestros genes, pero eso no le confiere derechos. Sigue vigente el debate si uno nace o se hace -naturaleza y crianza- un ser ético o moral; existe la evidencia de que nuestras opiniones políticas, por ejemplo, se heredan genéticamente; pero, no se tiene explicación de cómo los genes causan dichas opiniones, es como decir que nuestras opiniones son producto de la magia; vemos que hay mucho trabajo por hacer.
En el mundo físico, la verdad -muchas veces- consiste en afirmaciones difíciles de cambiar; es algo que no se ve, pero es imposible de variar. Cuando cuestionemos aquello, estaremos dando el gran salto; gracias a ese cuestionamiento hemos llegado hasta donde estamos; y el camino es infinito.

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