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“Brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir”

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Fecha Publicación: 17/10/2020 - 20:10
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Queridos hermanos, estamos ante el Domingo XXIX del Tiempo Ordinario. La Primera Lectura de la Misa de hoy es del profeta Isaías, y nos dice: “Doblegaré ante él las naciones”. Dios le ha abierto las puertas a Jesús aniquilando la muerte. Como dice la Escritura repetidas veces: “Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios”. No salva al hombre el dios dinero, no tiene eficacia.

Por eso respondemos con el Salmo 95: “Aclamad la gloria y el poder del Señor. Cantad al Señor un cántico nuevo”. Después de esta experiencia de ver que Dios es el único y confiamos en Él, surge un cántico nuevo porque Él es grande, y podemos decir que: “los dioses de los gentiles…” (el mundo el demonio y la carne) “… son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo”. Porque el Señor es quien gobierna a los pueblos rectamente.

La Segunda Lectura es de la Primera Carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses. El apóstol afirma que cuando han venido a predicarnos no han sido solo charlas o discursos, sino que nos han transmitido la fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda del poder de Dios en nosotros. Ánimo hermanos, en medio de esta pandemia, lo que nos da el Señor son certezas de la actuación del Espíritu Santo en nuestras vidas.

En el Aleluya cantamos: “Brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir”. Ahora en este tiempo tan difícil brillan las razones y el sentido a la vida que nos da la fe.

Este domingo el Evangelio es según San Mateo, y dice que “en aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: —«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?»”. A lo que Jesús, que tiene discernimiento, responde: “—«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».—«¿De quién son esta cara y esta inscripción?»”. Le respondieron: “—«Del César». Entonces les replicó: —«Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»”. ¿Qué ha querido decir Jesús?

Que lo que es “del César” es lo exterior, la política, el dinero. ¿Qué es de Dios? El hombre, formar su conciencia, la libertad, ofrecerle el Reino de Dios. Todo lo que es del César no da la felicidad, la vida eterna. Sin embargo, lo que Dios ofrece al hombre a través de la Iglesia son los valores sobrenaturales, la felicidad y la eternidad. Ahora es un tiempo para interiorizar qué es ser hombre y transmitirlo gratuitamente a tus hijos y a los que están cerca de nosotros, sirviéndoles y dándoles lo que es eterno: La Palabra de Dios.

Que el Señor los bendiga con su paz.

Obispo Emérito del Callao