¿Bicameralidad en ciernes?
En artículo de esta columna publicado el 22 de mayo de 2018, titulado “Unicameralidad vs. Bicameralidad”, me referí a los antecedentes históricos del bicameralismo, que nos vino en la República como influencia directa de las recién independizadas colonias inglesas de Norteamérica que la heredaron de su ex metrópoli. Mencioné también el carácter clasista de la bicameralidad al reunir, pero sin mezclar, de una lado a la elite cultural y económica incursa en la política activa (en el Senado, la Cámara de los Lores, la Cámara Alta) y del otro a la representación comunal (en la Cámara de Diputados, la Cámara Baja, la Cámara de los Comunes o de los Representantes).
Desde 1993 el Perú tiene un diseño Unicameral –antes solo las constituciones de 1823 y 1867 lo establecieron con poquísima duración), el mismo que, sin embargo, ha sido permanentemente objeto de observación y propuesta de retorno al sistema Bicameral.
Esta vez, sin embargo, parece que los simpatizantes de la Bicameralidad están más cerca que nunca de conseguir la vuelta a ella. Justo hoy, está agendado en la Comisión de Constitución debatir el predictamen recaído en 33 proyectos de ley presentados dentro del período congresal iniciado en julio de 2016 y complementado por el elegido en enero pasado. Dicho predictamen propone el retorno a la Bicameralidad con la creación de un Senado integrado por 60 miembros y que sería elegido el 2022 junto a las autoridades regionales y locales, y que tendría como contraparte al Congreso a ser elegido el próximo abril, que se convertiría en Cámara de Diputados.
El tema es sin duda atractivo de debatir y, como todo lo político y jurídico, opinable.
Sin embargo, cabe preguntarse qué aporta un Congreso Bicameral que no tenga o pueda tener uno Unicameral. Mi respuesta es nada.
A menudo se argumenta que un Congreso Bicameral es más eficiente en tanto se cuide de no repetir las mismas funciones en una y otra Cámara, condición que en sí misma representa una condición y un riesgo de que no se logre. Ello no es problema en un Congreso Unicameral.
También se argumenta que un Congreso Bicameral es más reflexivo, pues el Senado revisará lo que apruebe Diputados. Es decir, hay una misma tarea asignada a ambas Cámaras. En el Congreso Unicameral vigente esta mayor reflexión se puede lograr con el mecanismo de doble votación de los proyectos de ley, pero justamente los congresistas defensores de la Bicameralidad usualmente contribuyen a anularlo exonerándolos de ella.
No estimo necesaria tal reforma constitucional.