Bibliotecas municipales
El domingo pasado fui invitado por mi amigo Harold Alva a un conversatorio por los 101 años de vida de la Biblioteca Municipal de Barranco “Manuel Beingolea”, quien fuera narrador, periodista y funcionario público a inicios del siglo XX.
La infraestructura de la vieja casona de la plaza de Armas del distrito ha sido puesta en valor por la gestión de la alcaldesa Jessica Vargas, con el objetivo de darle protagonismo a una biblioteca pública centenaria, para que no funcione solo como archivo documentario sino también como coworking y encuentro de jóvenes emprendedores.
Las bibliotecas públicas, por cierto, son el instrumento más importante que tienen los distritos para reconectarse con sus vecinos, quienes deberían verlas como modernos centros de formación y divulgación de la cultura popular, en interacción con el mercado, el comercio y la constitución de empresas.
Un primer aporte que hicimos a esta construcción conjunta es que, así como los recién nacidos en los distritos reciben de inmediato un número de documento de identidad, reciban también un código de usuario de estas bibliotecas.
La idea es que, desde niños, nuestros vecinos encuentren en estos espacios públicos un lugar donde desarrollar distintas habilidades, que refuercen su condición de actores sociales vivos y forjen convivencia social, utilizando el diálogo, el trabajo en equipo y la capacidad de negociar para llegar a acuerdos como herramientas básicas que consoliden ciudadanía.
Un segundo aporte que hicimos fue sugerir que estos centros culturales dinámicos promuevan la construcción de modernas narrativas de emprendimiento vecinal, a través de nuevos formatos de comunicación social, como el uso de podcast o la construcción de plataformas de streaming públicas, donde encontremos historias exitosas, con personajes de carne y hueso, que sirvan de ejemplo y modelo para las nuevas generaciones.
Un tercer aporte que hicimos en este conversatorio, donde compartimos la mesa con el artista Gino Ceccarelli Bardales y el poeta chileno Héctor Hernández Montecinos, fue la necesidad de que las bibliotecas públicas municipales estén interconectadas digitalmente con colegios públicos y privados, centros culturales y universidades e institutos de formación técnica del distrito, de manera que la generación de contenidos de academia, arte y cultura se conviertan en movilizadores que hagan realidad verdaderos procesos de transformación social, promoviendo cambios de conducta y comportamiento que combatan esos nefastos formatos autoritarios que hoy nos venden como si fueran la única solución a nuestros problemas.
El reto para quienes hacemos gestión social y cultural es convertir estos espacios públicos en focos de desarrollo, donde la generación de riqueza no esté reñida con el arte, la cultura y la comunicación política. La meta es recuperar una acción política que integre ciudadanía, mercado, diálogo social y transparencia en la gestión gubernamental. Barranco es un buen ejemplo de cómo debemos ver el rol de las futuras bibliotecas municipales en la construcción de una nueva ciudadanía. ¡Bienvenidos a esa nueva normalidad!
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.