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Basta de viajecitos, presidenta Boluarte

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Fecha Publicación: 18/05/2024 - 23:00
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No solo inoportuno –por la coyuntura política interna, con alcances inclusive de otra traumática vacancia presidencial– sino improductivo para el Perú, sería el periplo a China que persiste en realizar la presidenta Dina Boluarte, envuelta en serias investigaciones fiscales de toda suerte.

Esto incluye imputaciones penales por las víctimas de los levantamientos de finales del año 2022, precisamente por precipitarse a adoptar decisiones sin sopesar las circunstancias ni medir sus consecuencias. Hasta su extraña ausencia de la escena política durante semanas –por aparentes temas de estética personal– ha generado malestar entre la sociedad, que ve en ella a una figura frívola y displicente ante sus obligaciones; distante del pueblo y concentrada en veleidades que, exclusivamente, satisfacen su ego.

Más aún, en su corta estadía al frente de la jefatura del Estado, Boluarte ha realizado sendos viajes al extranjero sin solventar su deber estatutario de rendirle cuenta al país del motivo de su viaje, los objetivos cumplidos –y el beneficio para el Estado– en cada ocasión. ¿Cómo entonces pretende efectuar otra travesía –esta vez al continente asiático– sin saldar esa obligación constitucional aún pendiente ante la sociedad?

Adicionalmente, si Boluarte quisiera visitar China el mes entrante, primero debería cavilar en que, hoy mismo, tiene al frente a un país cada día más indignado; agitado por una oposición violentista que integran esos mismos extremistas que la eligieron vicepresidente del golpista, cleptómano, ágrafo Castillo. ¡Gente que hoy está ávida por sacarla a ella de la presidencia, y encarcelarla!

El problema, presidenta Boluarte, es que hoy también nos encontramos a sólo cinco meses de la llegada al Perú de los mandatarios de los países miembros del APEC. ¡Y lo menos que le exigimos los peruanos es que evite usted la vacancia! ¡Porque, una vez más –esta sería la sexta– el Perú reconfirmaría ser un Estado fallido, del quinto mundo, que cambia de presidentes cada uno o dos años! ¡Es decir, una republiqueta en la que las grandes potencias internacionales jamás podrían confiar! ¿Comprende usted el riesgo en que pondría usted al Perú por su caprichito de darse otro viajecito al exterior –con todos los honores presidenciales– convertida en suerte de pavorreal sudaca al que, a su retorno, le esperaría la guadaña extremista?

Por lo demás, presidenta, a finales de año visitará el Perú su homónimo de la China, Xi Jinping, tanto para asistir al evento de APEC como para inaugurar el nuevo puerto de Chancay. Tiene usted tiempo para solventar la existente megacrisis de confianza entre las grandes mayorías y usted. De usted y su gobierno dependerá que, en este semestre que resta, desaparezca el caos que embarga al Perú. Si usted y su gente naufragan, fracasará el Perú. ¡Con las serias consecuencias que eso implicaría! No es moco de pavo lo que tiene delante. Basta entonces de sueños de opio y delirios de grandeza. Ocúpese de los graves problemas del país, contrate a los mejores –no a los más corruptos ni más ayayeros– y ejecuten un coherente y viable plan de acción.

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