Bachillerato automático para los futuros abogados
Ha sido acertadísima la decisión del Congreso de la República de aprobar abrumadoramente -95 votos- el bachillerato automático para los estudiantes del pregrado de las universidades públicas y privadas del país. Quienes pasamos gran parte de nuestro tiempo profesional dictando en las aulas universitarias lo refrendamos con creces. Solo los que desconocen la realidad académica y de investigación dicen ligeramente que se va a regalar el grado o el título.
Como en otros países, la realidad social, que jamás debe ignorarse, ha prevalecido. El costo de la investigación en el Perú está por las nubes y los jóvenes, muchos con enorme talento y verdaderos prospectos profesionales, que ni siquiera tienen para ellos mismos ni para sus familias, pueden culminar la carrera quedando todo frustrado. Incorporar la tarea de investigación en la malla curricular siempre dijimos que era lo esperado.
Me alegra muchísimo la buena noticia que llega para los alumnos de la carrera de Derecho, precisamente hoy, que celebramos en todo el país el Día del Abogado, cuya emblemática efeméride se dio por la memorable coincidencia en este día, de un lado, del fallecimiento del jurista criollo limeño Vicente Morales Duárez (1755-1812), hace 211 años, que por las provincias americanas llegó a ocupar la altísima membresía de presidente de las Cortes de Cádiz en 1812 (España), y de otro, del natalicio, hace 189 años, del eminente hombre del derecho del Perú republicano del siglo XIX, el arequipeño Don Francisco García-Calderón L. (1834-1905), autor del “Diccionario de la Legislación Peruana”, elegido presidente provisional del Perú (1881), y que por rehusarse a firmar un tratado impuesto por Chile, fue enviado preso a Santiago durante la guerra de 1879.
La esperada medida congresal también llevará a muchos estudiantes a no desesperarse por las prácticas preprofesionales por la que reciben propinas para pagar asesorías de metodólogos y especialistas, y hasta para pagar sus pensiones de estudios. Ahora dosificarán su tiempo para dedicar más horas a la lectura e investigación y no hallarse estresados para cumplir con los onerosos pagos que suponía obtener el grado de bachiller. Sin duda, un regalo en el Día del Abogado, para los que lo serán.
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