Baby boomers vs Gen Z: la brecha no es tecnológica, es política

Para poder arrancar con mi columna y que mis queridos boomers entiendan, comencemos por el significado de:
Baby boomers: se denomina así a las personas nacidas entre los años 1946 y 1964.
Gen Z: no, no son solo los que el domingo salieron a protestar. Es la generación nacida entre 1997 y 2012.
Somos la burla de la Gen Z: nos representan en redes sociales como el boomer que no sabe usar el celular, que se pierde con una aplicación, que no entiende un meme de TikTok. La burla se viraliza tanto que parece una realidad. Pero, ¿de verdad los boomers somos incapaces de adaptarnos a la tecnología? ¿O es un mito conveniente para justificar nuestra exclusión del mercado laboral?
Hagamos historia. Los boomers no somos precisamente analfabetos digitales. Fuimos nosotros quienes vivimos la transformación más radical en menos de 40 años: pasamos de la máquina de escribir a la computadora personal, del teléfono con disco al celular, del fax al correo electrónico, de la televisión en blanco y negro a Netflix.
Mientras muchos “nativos digitales” jugaban con muñecos, ya había boomers en oficinas aprendiendo a manejar procesadores de texto, hojas de cálculo, sistemas contables y software de gestión. Entonces, ¿por qué hoy se nos etiqueta como “desfasados”? La respuesta no es tecnológica, sino política y económica.
El mercado laboral, enamorado de la inmediatez, ha decidido que resulta más rentable contratar a jóvenes multitarea, con sueldos bajos y contratos flexibles, que invertir en actualizar a los mayores. Así, se instala el mito de la “inutilidad tecnológica” como un pretexto elegante para practicar lo que realmente es: edadismo disfrazado de modernidad.
Aprender tecnología nunca ha sido un problema para los boomers. Al contrario, llevamos décadas adaptándonos a saltos tecnológicos complejos. Porque, seamos sinceros: pasar de no tener teléfono en casa a usar un smartphone es un salto mayor que pasar de Instagram a TikTok.
La dificultad no está en la capacidad de aprendizaje, sino en la voluntad del sistema para acompañarnos. Y allí está el detalle: a los boomers no se nos da tiempo, ni capacitación, ni confianza. Simplemente, se nos jubila antes de tiempo.
Lo curioso es que, mientras tanto, la juventud se ha extendido. Un joven de 20 “está probando qué hacer”, uno de 30 “aún se encuentra” y uno de 40 cambia de carrera sin problema. En contraste, un boomer de 60, lleno de experiencia y vitalidad, es considerado “obsoleto” si no domina la última app.
No es tecnología, es política.
P. D. Mi madre, de 85 años, usa WhatsApp, Facebook, Instagram, TikTok, Netflix, YouTube, Alexa y últimamente me está exigiendo Spotify. LOL.

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