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Aumenta la degradación de suelos

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Fecha Publicación: 02/07/2025 - 21:40
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Las actividades humanas y los fenómenos naturales amenazan los suelos, que son la base de las cadenas alimentarias y de la biodiversidad superficial. Los países que aún cuentan con un suelo sano pueden manejar mejor los problemas ambientales, como la neutralidad climática, gestionar una economía circular o incluso suministrar alimentos sanos que protegen la salud humana.
Según un estudio de la ONU (2018), se estimó que la degradación de la tierra y sus consecuencias para el agua y la seguridad alimentaria afectaron la vida de 3,200 millones de personas. Otros estudios advierten que la degradación del suelo está impactando en la pérdida de biodiversidad, la disminución de la producción de alimentos, la contaminación del agua y del aire, y el aumento de la desertificación y el cambio climático.
De allí que la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), que es un acuerdo global en el que participan 195 países, ratificó el plan para combatir la degradación del suelo. Junto a ello, varios países están trabajando para combatirla. Brasil es un ejemplo, al impulsar la recuperación de tierras degradadas por medio de políticas nacionales y programas de estímulo financiero (Dialogue Earth).
En Brasil, el programa Agua de Siembra —iniciativa independiente— contribuye al Plan Nacional para la Recuperación de la Vegetación Nativa (Planaveg, 2017). Los objetivos incluyen restaurar, reforestar e inducir la regeneración natural de 12 millones de hectáreas de tierras forestales y crear 5 millones de hectáreas de sistemas agrícolas integrados que combinen tierras de cultivo, pasturas y bosques para 2030.
La degradación de los suelos está vinculada a otras crisis ambientales, como los incendios, la tala y la fragmentación del paisaje, afectando a la Amazonía. Mientras que en sabanas como el Cerrado, los monocultivos de cereales y la ganadería extensiva son los principales culpables.
Solo en Brasil se necesitan 46 mil millones de dólares para alcanzar su objetivo de 12 millones de hectáreas de bosques restaurados para 2030, generando 2.5 millones de empleos e ingresos de US$157 mil millones (Instituto Escolhas).
En la Unión Europea, entre el 60 % y el 70 % de los suelos no están sanos. Cada año, la erosión destruye alrededor de 1,000 millones de toneladas de suelo, generando una pérdida estimada de producción agrícola de 1,250 millones de euros anuales. Esta degradación le cuesta 112 euros al año a cada europeo, cifra que, de forma global, asciende a 50,000 millones de euros/año en la UE (Salvemos el Suelo, 2023).
Precisamente, los ciudadanos deberíamos preocuparnos por el cuidado de nuestros suelos, ser conscientes de que es un ser vivo que nos ofrece una infinidad de productos. Debemos tomar conciencia de que, si se siguen usando químicos que empobrecen el suelo, estos repercuten en los alimentos y generan problemas en la salud humana. Es momento de apostar por prácticas saludables en el cultivo y el riego, y tener normas que regulen su uso, evitando su destrucción.
Solo así aseguraremos un presente y un futuro frente al cambio climático y sus consecuencias.

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