Atención con las elecciones regionales y municipales
Las elecciones municipales y regionales del domingo 2 de octubre están a la vuelta de la esquina. Se darán en medio de los escándalos de corrupción en los que andan metidos, tanto Pedro Castillo Terrones, como su familia y varios de sus ministros. Lamentablemente el latrocinio de dicha organización criminal ha descafeinado estos importantes comicios y nos tiene a todos espantados, asqueados al conocer la extensión de la mafia que asola nuestro país.
Y como Castillo está atornillado al cargo, gracias a haber comprado la conciencia de congresistas inescrupulosos que van detrás del dinero, hay desmoralización también. Esto provoca que el ciudadano se desinterese de las elecciones regionales y municipales. Coadyuva a este estado de ánimo el 11% de inflación y la subida de los alimentos en un 40% pronosticados para el próximo año.
Además, las variadas denuncias contra cientos de candidatos explican el poco entusiasmo por estas elecciones. La mayoría son por robo al Estado y por violencia familiar. Esto último es lo que más resalta, aunque el ciudadano está mareado con el cerro de acusaciones existentes y la estela de problemas e irregularidades que dejan las autoridades salientes. El sentir de la mayoría es que todo está podrido.
Pero las elecciones regionales y municipales son tan importantes como las congresales. Afectan nuestro diario vivir. Si hay seguridad o no, si se tiene hospital, pistas, si se destruyen las ciudades llenándolas de cemento, entregándolas a la voracidad de las constructoras que han desfigurado el país con anuencia de los alcaldes. No es poca cosa lo que está en juego. Cierto es que hay cargos que tienen mayor significación. La alcaldía de Lima es uno de ellos.
Según las encuestas, los más posicionados son el candidato de Renovación Popular, Rafael López Aliaga (ex candidato presidencial y exitoso empresario) y el de Podemos, Daniel Urresti, (ex ministro del Interior). Están en empate. El primero es más locuaz que el segundo. Al aparecer con mayor frecuencia en medios conocemos sus propuestas: hambre cero y agua donde no la hay. Si se cumplen, serían enormemente favorables para los ciudadanos de una Lima empobrecida. Su silente contendor tiene un juicio por violación de DD.HH. que parece no importar al votante limeño o migrante. Al no exponerse en medios, poco se sabe de sus planes.
El tercer lugar -más distanciado de los dos primeros- lo ocupa el candidato de Somos Perú, George Forsyth, (ex candidato presidencial). Pese a haber sido alcalde de La Victoria no empatiza con el cargo público. Su voto se orienta hacia los jóvenes del estilo de los programas concurso que adormecen conciencias. Regala tachos de basura en los sectores más desfavorecidos. El chisme político limeño afirma que hay un acuerdo con el gobierno para que gane la elección. Corren apuestas sobre si será la sorpresa calculada de este sufragio.
Somos Perú es el partido que el Lagarto Vizcarra compró. Todo es dudoso ahí. Tanto como en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) cuya actuación poco transparente y atropelladora en los comicios presidenciales aún está en la memoria de los peruanos. El grupo democrático en el Congreso no ha podido poner orden ahí. El JNE no es confiable, ya lo demostró, todo puede ocurrir. Por eso hay que informarse bien antes de votar.
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