Asociación CONACO o empresa inmobiliaria CONACO S.A.: una diferencia fundamental para el estado de derecho
En las últimas semanas, ha resurgido una controversia que, aunque parezca anecdótica, encierra elementos de suma gravedad institucional: ¿quién representa legítimamente a CONACO, la Confederación Nacional de Comerciantes? ¿Un gremio con ocho décadas de historia o una empresa inmobiliaria de nombre similar?
La propia CONACO ha emitido un pronunciamiento oficial y ha enviado una carta notarial firmada por su presidente Charles Zapata Vega, respaldada por pruebas registrales y judiciales. En dicha comunicación se denuncia una presunta suplantación sistemática de identidad institucional, encabezada por el ciudadano Guillermo Berdejo Díaz desde julio de 2020. Este pronunciamiento ha sido respaldado, además, por la vicepresidenta Kiara Antúnez Velásquez y el gerente general Eduardo Estrada Chambergo, quienes han coordinado activamente acciones legales y administrativas ante diversas entidades del Estado.
Identidad gremial vs. fachada inmobiliaria
Los hechos son claros. El Sr. Berdejo no forma parte de la estructura institucional de la Confederación. Administra una empresa privada llamada “Inmobiliaria CONACO S.A.”, constituida en 1961, es decir, 16 años después de la fundación de la Confederación Nacional de Comerciantes – CONACO. Esta empresa no tiene personería gremial ni funciones representativas reconocidas por SUNARP ni por INDECOPI.
Hasta el fallecimiento de su legítimo representante, el Dr. Carlos Ganvini Vidal, esta empresa nunca usurpó identidad ni marca alguna. Fue recién tras su alejamiento que dicha empresa empezó a utilizar el nombre, logotipo y símbolos distintivos de la verdadera CONACO, incluso alterando colores institucionales y organizando eventos con membretes falsificados, presentándose ante medios como supuesto vocero del gremio empresarial.
Delito no es opinión
La denuncia de CONACO no es simbólica. Existen procesos formales en curso: una acusación fiscal por apropiación ilícita, falsificación de documentos y fraude procesal, actualmente ante el Tercer Juzgado Penal de Lima (Exp. n.º 00013-2025-1-1814-JR-PE-03). A ello se suma un proceso civil por usurpación del edificio institucional y un procedimiento ante INDECOPI por el uso indebido de la marca “CONACO”.
Estos no son hechos aislados. Son reflejo de una conducta reiterada y dolosa contra una de las instituciones más representativas del sector MYPE del país. Usurpar su legado y representación sin vínculo legal alguno es un agravio directo contra el orden institucional.
Que prevalezca el principio de legalidad
Este no es un litigio entre privados. Es un asunto que toca el corazón del Estado de derecho. Si mañana cualquiera pudiera crear una empresa con el nombre de un colegio profesional o una universidad, y usurpar su identidad sin consecuencias, habremos institucionalizado la ilegalidad.
La defensa de CONACO es la defensa de la representación legítima, del respeto al registro público y de la institucionalidad democrática. No se trata solo de proteger un nombre, sino de preservar la confianza pública en las organizaciones que sí representan al empresariado nacional.
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