Argentina: cordura y locura
El presidente Javier Milei ha despedido a 50 mil empleados públicos, burocracia parasitaria en su mayoría y, a la vez, muestra excelentes indicadores de gestión en un año y siete meses de gobierno, periodo en que redujo la pobreza de 53 % a 34.7 %; la inflación mensual cayó de 25.5 % a 1.5 %, cifra que contrasta con el 12.8 % del régimen peronista.
El PBI creció 5.8 % en el primer trimestre de 2025; las inversiones extranjeras retornaron, al mismo tiempo que el Fondo Monetario Internacional concedió un préstamo de 20 mil millones de dólares en reconocimiento a las buenas prácticas gubernamentales.
En ese contexto, el periodista argentino Gustavo González publicó en el diario Perfil un artículo titulado Patología Milei, recordando dichos crepitantes del mandatario en dos discursos, donde lanzó los siguientes agravios: “cinco parásitos mentales, cuatro pelotudos, más una pelotudez, tres ladrones, tres brutos, dos mandriles, dos mentirosos, dos imbécil, dos culo, dos ratas, dos estupidez, dos eunuco, dos inmundos, dos porquerías, dos depravados; y un orcos, boludos, chanta, genocida, impresentable, caradura, malnacidos, berretas, infectados, cagadores, basuras, nefasto y burros sin atributos”.
Asimismo, Milei ha calificado a sus opositores de “corruptos”, “miserables”, “resentidos”, “sátrapas”, “esbirros” y “farsantes”. Por su lado, el área de comunicaciones de la Universidad Austral contabilizó más de mil agravios a políticos, comunicadores y economistas en 14 meses de gestión y el diario La Nación anotó 4 mil expresiones despectivas en 130 entrevistas.
Gustavo González, autor de dos libros sobre el extravagante jefe de Estado —El loco y Fuerzas del cielo—, recuerda que este manifestó “que a la edad de 11 años le apareció un episodio místico cuando el padre lo estaba golpeando y le cae un rayo de luz sobre la hermana, una imagen fortísima [que] agrega su preocupante tendencia de asociar a sus críticos con animales, como ratas, cucarachas y mandriles”.
El escritor atribuye esa brutalidad discursiva a que “cree haber recibido directamente de Dios la misión de salvar al planeta del ‘maligno’, con la ayuda de su hermana Karina, que sería —según afirma— ‘la reencarnación de Moisés’ y de su perro Conan, que oficia de ‘intermediario celestial con el Uno’”.
A Karina la llama “El Jefe” y sostiene que “no hay ser humano en el universo como Karina. Es todo. Sin ella nada hubiera sido posible. Algunos imbéciles dicen que ‘yo lo voté a Javier, no a Karina’; no entienden cómo funciona esto. Sin Karina no existiría ni La Libertad Avanza —su partido político— ni la diputación, ni nada”.
Milei, asimismo, califica su gobierno como “el mejor de la historia” y refiere que su gabinete está constituido por “gigantes y colosos que han demostrado al mundo la gran transformación que realizamos en una gesta patriótica”, agregando, poco modestamente por cierto, al estilo de Donald Trump, que “somos el primer gobierno que cumplió con todas sus promesas, capaz de dar una clase de macroeconomía a nivel mundial, que hizo el ajuste más grande de la historia de la humanidad y las reformas estructurales más grandes de la historia”.
Nadie puede predecir cómo terminará esta historia que integra cordura y locura, que fusiona anverso y reverso.
La Argentina del libertario, empero, avanza a pesar de las contradicciones anotadas, enarbolando las banderas de la economía de mercado, lucha contra la corrupción y firme oposición a regímenes de izquierda radical que tienen sus mayores exponentes en las satrapías de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
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