ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Apuntando al 2026

Imagen
Fecha Publicación: 17/08/2024 - 23:00
Escucha esta nota

A estas alturas, suponemos que quienes votaron por Ollanta Humala en las elecciones de 2011 –como por Pedro Castillo en 2021– saben perfectamente los riesgos en que sus votos pusieron al Perú. Comprenderán, sospechamos, que su odio inducido contra Keiko Fujimori fue el verdadero motivo que los llevó a votar por dos sujetos con antecedentes totalitarios.

No obstante, conocían que Ollanta Humala, vía valija diplomática, recibió maletas con incontables cientos de miles de dólares enviados por el impresentable Hugo Chávez, como contribución a “la causa socialista latinoamericana” para financiar la campaña política del exmilitar peruano que prometía imponer en el Perú la misma ideología política de Venezuela. También fue la excusa por la cual, en 2021, muchos peruanos tampoco votaron por Keiko y sí lo hicieron por Pedro Castillo, conscientes de que este nunca disimuló sus intenciones de cubanizar el Perú.

Consecuentemente, los millones de peruanos que votaron por Humala (2011) y/o Castillo (2021) –probablemente la mayoría de ellos persuadidos por el mensaje de los caviares que les alentaban a votar por “cualquier candidato, menos por Keiko Fujimori, para evitar que la oligarquía derechista siga gobernando el Perú”– suponemos que hoy comprenderán que, por su voto anti-Keiko (aunque pudo ser anti cualquier candidato que le hiciera sombra a Humala y/o Castillo), Perú estuvo muy próximo a convertirse en otra Venezuela o en Cuba II. No obstante, conociendo la idiosincrasia de muchos de nuestros compatriotas, sospechamos que –a expensas de la falsedad que entonces se les endilgó y que en 2026 volverá a repetirse– votarán con el hígado en abril de 2026, embobados por el mismo canto de sirenas de la mafia caviar.

Incluso quienes, manipulados por la izquierda caviar, votaron por Humala y Castillo, persuadidos por el mensaje de los caviares “mejor el comunismo que el capitalismo”, en 2026 votarían por Antauro, asesino de policías y odiador de aquellos que no pertenecen a “la raza cobriza”, rango étnico inventado por su padre, cargado de resentimiento social que, indiscutiblemente, favorece el discurso totalitario que busca convertirnos en espejo de la Cuba fidelista.

En un comentario anterior concluimos invocando a prepararnos para la guerra si lo que buscamos, vía las elecciones del 2026, es la paz en este país aún convulsionado. Y parte de esa preparación –que necesitamos consolidar– radica en hacerle entender a toda la sociedad peruana que la izquierda caviar o sudaca no es ni la sombra de la izquierda europea o norteamericana. Es, sencillamente, la escoria de todas las ideologías políticas decentes y exitosas en el mundo, cuyo mensaje representa el más selecto resentimiento social.

Los candidatos no socialistas deben, desde ahora, iniciar un proceso de divulgación claro y sencillo de los riesgos que existen si el socialismo –en cualquiera de sus variantes– triunfara en los comicios de 2026. ¡No hay tiempo que perder! La izquierda viene realizando un intensísimo trabajo de docencia política, fundamentalmente al interior del país, que resulta imperativo contrarrestar, con idéntico énfasis en la región de Lima, que aglutina a más de un tercio de la población nacional.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.