Apuesta por la ingobernabilidad

Una amiga, refiriéndose a las actitudes de la derecha contra el Gobierno, me dice “por eso están como están”. No le falta razón. El gobierno de Pedro Castillo -si se le puede llamar así- ha logrado en el corto tiempo que lleva en el poder que las agencias de calificación internacional rebajen el rango crediticio del país mientras la inflación sobrepasa el 4% y el dólar se dispara. Los ministros compiten en prontuario, literalmente. Uno tiene dos atestados policiales de los 80 sobre terrorismo, además de un suegro monstruoso partícipe de la matanza de Lucanamarca, amén de pertenecer con filmación y todo al Conare Movadef, movimientos sindicales de la banda terrorista Sendero Luminoso. El primer ministro eclipsa sus loas a la terrorista Edith Lagos insultando a todas las mujeres del Perú en la persona de una congresista a la que le dice que después de haber sido soltera, casada, divorciada y viuda “sólo falta que te violen”. Mientras, la ministra de la Mujer calla en siete idiomas, menos el del amor que le tuvo a su pareja, un terrorista chileno convicto y confeso al que le ofrecía su compañía puntualmente en la cárcel. ¿Para qué quieren sancionar al misógino en la Comisión de Ética? ¿Para que se haga la víctima? ¡Déjenlo nomás! Otro ministro ocupa dos cargos públicos: uno de fiscal y el otro con fajín, lo que es ilegal y conlleva la nulidad de sus actos. En fin, material hay de sobra como para que la derecha tenga el mínimo sentido común de NO INTERPELAR NI CENSURAR A NADIE, dejando que el miasma siga su curso en el charco de las sentinas. Al parecer la derecha y los caviares han encontrado un punto de encuentro político en tratar de “mejorar” al Gobierno. ¿Para qué? Entiendo a los caviares. Ellos están desesperados porque los han barrido del Estado y solo les queda su brazo armado en la Fiscalía, el Poder Judicial y el TC. Es entendible que para ellos “mejora” signifique “llámenos a nosotros”. ¿Pero la derecha para qué quiere mejorar el gobierno marxista leninista filosenderista? Es decir, digamos que su “plan” se hace realidad y se van a su casa los impresentables y ocupan sus lugares gente más diligente o técnica, cosa que es una utopía tratándose de un proceso revolucionario. ¿Eso hará que el comunismo sea más tolerable? ¿Que el totalitarismo no siga su curso? ¿Que los inquilinos de palacio no quieran dejarlo nunca robándose la propiedad como saben hacerlo los comunistas? ¡Por favor! De lo que se trata, señores de la derecha, es de todo lo contrario. De no mover ni un dedo dejando que sus enemigos vayan derechito al abismo, y no pidiéndole al presidente que haga los cambios “necesarios” para darle “gobernabilidad” al país. Si de lo que se trata es de todo lo contrario. Que sin parpadear la derecha deje hacer y deje pasar todas las estupideces, desaciertos y groserías de los comunistas hasta que por sí solas estas lleguen al copete de las “grandes mayorías nacionales” y la gente ya no aguante más (el mercado los barrerá). De eso se trata la ingobernabilidad. Sólo a través de esta, la morralla que nos gobierna, el gobierno implosionará, con la ventaja de que nadie podrá echarle la culpa de “obstruccionista” si la derecha ni interpela ni censura tratando de “arreglar” lo que no se puede arreglar. En resumen y a prueba de brutos que son legión: ““Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”.

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