Aprueban reformas o se van todos
Por si algunos distraídos no se han percatado, al ritmo de crecimiento que estamos registrando no solo no generamos empleo para los nuevos que anualmente ingresan a demandar empleo, ni tampoco para el stock de desempleados que crece, sino lo más importante: el creciente número de pobres en nuestro país seguirá aumentando.
La pobreza subiría a 28.4% este 2023 y tomaría 13 años regresar a nivel precovid según Macroconsult. Como es obvio, esto ya está generando un amplio descontento, al extremo que en la última encuesta del IEP el tema económico ya pasó a ser el principal problema de la ciudadanía, desplazando a la corrupción y a la delincuencia. Al extremo que de no cambiar radicalmente la tendencia anteriormente referida, las críticas al modelo económico serían el principal tema del debate electoral en las próximas elecciones generales. Culpando de ello no solo al Ejecutivo sino también al Congreso, con lo que le dejarían el mejor escenario a los candidatos izquierdistas, los que aprovecharían para repetir su campaña explicando que, como ya lo vinieran anunciando, la solución sería una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución. Utilizando el potente argumento de los millones de peruanos que para esa época ya habrían engrosado las filas de los nuevos pobres que existen actualmente.
Aunque una mayoritaria parte de la ciudadanía ya sabe que ese remedio sería peor que la enfermedad, en el 2026 el humor de los votantes, luego de un prolongado periodo en que el número de pobres ha seguido subiendo consistentemente, la falta de generación de empleo, las alzas de precios históricas e ingresos reales por debajo del nivel prepandemia, jugarían en contra.
Ya tenemos varios gobiernos negándose a aprobar las reformas de segunda generación que son las que atraerían a la inversión privada, la única forma de lograr un crecimiento sostenido. Esta situación se deterioró aun más en el gobierno antiempresarial de Castillo. Y con el presente gobierno y un Congreso, cuyo principal objetivo sería durar hasta el 2026, la situación se ha deteriorado aún más, porque se percibe que cada uno está más interesado en imponer sus intereses particulares, dejando de lado el interés nacional. Y no solo no se está avanzando con nuevas reformas sino que se está retrocediendo. Y se están aumentando las regulaciones y procedimientos burocráticos.
Si en las anteriores elecciones, con un número de pobres muy inferior al que tendríamos en el 2026, salió elegido un personaje como Castillo, no es muy difícil estimar cuál sería el resultado con un número de pobres significativamente mayor. Por lo que ya no es posible seguir en la situación actual (la más cómoda para el Ejecutivo y el Legislativo), y resulta indispensable aprobar nuevas reformas que impulsen el crecimiento y disminuyan los niveles de pobreza. De no ser así, que se adelanten las elecciones generales y ya no sigan profundizando la pobreza.
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