¿Apresuramiento para la renovación del TC?
¿Se puede reprochar al Congreso que haga su trabajo conforme a la Constitución? Más bien se le podría criticar que no cumpla sus deberes constitucionales en la forma y el término establecido. Uno de estos deberes consiste en la elección de los miembros del Tribunal Constitucional (TC) cuando se venza su mandato, considerando además que para este fin no hay reelección inmediata y, además, no son elegibles los jueces y fiscales que no han dejado el cargo con un año de anticipación. Así lo señala claramente el artículo 201 de la Constitución. Ahora bien seis de los siete magistrados del Tribunal Constitucional tienen su mandato vencido con más de seis meses de retraso. Lo prudente y lógico sería que fueran reemplazados al término de su período. No hacerlo implica negligencia del Congreso en una de sus tareas fundamentales.
El presidente del Consejo de Ministros, que no tiene vela en este entierro, ha señalado que no debe haber apresuramiento en la elección de los nuevos magistrados. Es una opinión muy respetable como la de cualquier otro ciudadano incluyendo al Presidente de la República, pero no es un dicho vinculante y más bien podría ser interpretado como una forma de ejercer presión en el desempeño de las funciones congresales.
Una comisión del Congreso ha propuesto a once candidatos para llenar las seis vacantes. Sin duda es un tema de interés público. Para ser elegido magistrado del TC se requiere una votación favorable de los dos tercios del número legal de los congresistas, en otras palabras 87 votos. No es un número fácil de alcanzar y requiere forzosamente del consenso de los diversos grupos políticos representados en el Congreso. Para lograr un resultado positivo, en otras palabras, para renovar a los integrantes del TC dentro del plazo legal, los congresistas deben ponerse de acuerdo entre ellos. ¿
Si no hay consenso la elección será muy difícil. Eso fue exactamente lo que ocurrió en ocasiones anteriores y los medios, al igual que muchos sectores de la opinión pública, le reprocharon al Congreso su inacción en este tema crucial. ¿A quién se debe elegir al TC? La solvencia moral, profesional y democrática constituye un factor esencial en la elección de los magistrados. En mi opinión algunos de los candidatos propuestos la cumplen a cabalidad, otros a medias y alguno o alguna no debería ser elegida. He ahí el tema a ser definido por el Congreso.