Amigos trans: Jamás serán mujeres, ya supérenlo
Una rata no puede ser una inocente ardilla, así se ponga extensiones con iluminación en la cola y dos nueces en la boca. Una ardilla jamás será sustituible. Un hombre nunca será sustituible, y una mujer mucho menos. Nosotras somos únicas. Somos fuente de producción de vida, diseñadas por la naturaleza y la evolución de una forma tan perfecta, que ningún cirujano podrá igualar dicho diseño convirtiendo un pene en una vagina inservible. No existe nada más triste que vivir una vida vacía, llena de nada, al intentar ser alguien que no eres y obligar a otros a aceptarte como mujer, cuando tú no aceptas haber nacido como hombre. ¡Qué contradicción!
Las personas tienen el derecho de hacer con sus cuerpos lo que se les ocurra. Vivimos en un país libre, god damn it. Pero un bisturí, miles de dólares y una ideología trastornada no podrán contra algo innegable y definitivo: la naturaleza, la evolución y la selección natural son el desarrollo de muchos siglos; y un resultado intrínseco de esa evaluación es la producción de órganos, estructuras y conductas que están diseñados para la supervivencia y la reproducción. Cada ser vivo tiene una función en esta tierra.
Mi argumento principal es el siguiente: las personas tienen un sexo, ya sea hombre o mujer, y no pueden elegir. Pero además de esto, hay un “género”, que definitivamente está ligado al sexo con el que nacieron, y es la identificación que tiene en la sociedad. En realidad, cómo se identifiquen no es nuestro problema, y menos cómo se perciban.
Entonces, ¿por qué la sociedad tiene que aceptar como significativo e importante -especialmente si se pretende obligarnos- el hecho de que este grupo minoritario se perciba como algo que no son? Y, además, hacen el berrinche “cultural” para que los reconozcamos como “ellas”, cuando jamás lo serán.
Supongamos que un hombre de 45 años –llamémosle Peter- se identifica o define como un adolescente de 14 años. Se viste, habla, comporta e incluso se opera el cuerpo entero y se estira la cara para parecer un adolescente, y busca tener contacto con menores de esa edad. Intenta ingresar a una escuela secundaria y exige ser tratado como un adolescente, porque considera que esa es su identidad. Estamos de acuerdo en que este sujeto debería terminar en la comisaría y luego en un psiquiátrico por enfermo.
El argumento que defendemos los que no aceptamos jamás que personas que no saben lo que quieren en la vida, es que nos impongan su absurda ideología y forma de vivir. Usted no tiene 14 años; su identificación o percepción de usted mismo no cambia su realidad -la realidad- y no vamos a aceptar ni tolerar sus ridículos delirios de un hombre casi viejo por ocultar su realidad y actuar como si fuera un adolescente. Busque ayuda, pobre hombre.
Vivimos en un país libre. Pueden identificarse como se les dé la gana, pero no podrán obligar a todo un país a aceptar algo que no son ni serán jamás. Pueden reemplazar sus penes por vaginas; pueden reemplazar sus vaginas por penes; pero jamás podrán reemplazar sus cromosomas sexuales XX y XY. Es su destino. Amigos trans: jamás serán una mujer.
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