Amenazas comunes
Hoy en día tenemos una amenaza global: el Covid-19 (en inglés: coronavirus disease 2019). Esto no sería mayor problema si dejáramos de lado nuestras diferencias, gastando y adquiriendo solo lo que es necesario y buscando una solución integral; sin embargo, observamos egoísmo y polarización, lo que nos ha llevado a una suerte de paralización. Poco o nada hemos ido haciendo caso a las advertencias sobre el calentamiento global, por ejemplo, la temperatura de nuestro planeta sigue subiendo y es evidente; hasta ahora dudamos, no tomamos medidas de prevención, en cada momento que transcurra se volverá más difícil y costoso remediar el tema; los políticos, mientras tanto, continúan enfrentados hasta por este problema.
La cooperación, a pequeña y gran escala, es demasiado rara en nuestra especie humana, a diferencia de otras especies como las abejas o termitas; en política, la cosa es más grave aún: liberales y conservadores, izquierdas y derechas, oficialistas y opositores, etc.; esta polarización sigue latente y la consecuencia salta a la vista: incapacidad para resolver los grandes problemas de nuestro país. Pareciera que la unión solo se da cuando tenemos un enemigo común, frente a un problema que incumbe a todos, recién tomamos conciencia de la necesidad de actuar juntos. A punto de instalarse el nuevo Congreso, tenemos la esperanza de que las personas que han llegado a él sean realmente honestas, trabajadoras e inteligentes, y que acuden con la mejor intención de resolver los problemas, ojalá que luego sus conciencias no sucumban a consignas partidarias o de otra índole.
La política, en su dinámica, nos muestra actores extrovertidos, amigables, con grandes habilidades sociales, capaces de entablar relaciones, lograr acuerdos, muchas veces engatusando al adversario político, de eso se trata la política. La polarización nos ha conducido a la paralización, es momento de preocuparnos y buscar salir de ella, necesitamos una democracia más receptiva y un Congreso más efectivo; quizá la amenaza de un peligro común nos sirva para unirnos, en el caso del Covid-19, este no hace distingo alguno, nada hacemos polarizándonos como sociedad: los que pueden comprar versus los que no pueden comprar, al final todos somos vulnerables; la desigualdad es algo que la democracia no ha podido superar y la que más problemas le genera, destruyendo la capacidad de confiar en los demás, evadiendo la preocupación por el bien común.
Es difícil encontrar un terreno común en nuestra sociedad, pero un buen comienzo lo constituye la búsqueda de las amenazas comunes, éstas sí nos hacen descubrir ese terreno común que tanta falta nos hace; quizá peque de ingenuo al pensar que los partidos políticos antagónicos puedan trabajar juntos; los problemas que aquejan a nuestra nación peruana son comunes: pobreza extrema, epidemias o pandemias, inseguridad ciudadana, corrupción, etc.; solo unidos, todos los sectores de la sociedad, lograremos resolver estos problemas. Meditemos y recapacitemos: el enemigo no es el prójimo, el enemigo está afuera, dejemos de luchar entre nosotros, ataquemos a los problemas; la primera tarea como ciudadanos debe ser presionar a nuestras autoridades para que cumplan con su rol, antes que sea tarde.