Amar sin ser amado

Los seres humanos a través del desarrollo de la humanidad no pueden vivir sin afecto, cariño, estimación, consideración, amor, lealtad, respeto, en todo orden de las relaciones humanas, que no solamente comprende el escenario de la pareja sino como individuo dentro de un grupo humano que se relaciona en la sociedad que les toca vivir.
Muchas personas han amado sin ser correspondidos, esta realidad existencial ocurre en todos los géneros, obedeciendo a diferentes factores de la personalidad como la capacidad afectiva que nace intrínsecamente con la persona a través de la genética, herencia y se va moldeando con el desarrollo de las etapas hasta la adultez. El núcleo central de la existencia de una relación de pareja es el afecto que se profesan mutuamente, caso contrario la relación se convierte en disfuncional, rutinaria, la ilusión se desvanece, en algunos casos la costumbre es más fuerte que el amor o la relación continúa por diferentes intereses, económicos, sociales, políticos y sexuales.

Recuerdo el caso de un paciente soltero, que a su edad madura había encontrado una pareja contemporánea, pero no podía ser feliz como él quisiera porque su señora madre no se lo permitía, era una madre castrante, egoísta, que solo pensaba en ella y el hijo había formado una relación de dependencia y de culpa al dejar hacer lo que la madre le ordenaba, terminando sus relaciones anteriores. En consulta lo orienté que buscara a una persona que se hiciera cargo de su mamá en algunas horas para que él tuviera disposición de tiempo para compartir con su pareja y así lo hizo. La pareja inteligente lo comprendió y ayudó a saber llevar la relación con la mamá, siendo en la actualidad una relación estable y con proyectos de vida.
He conocido algunas personas que creen que todo se lo merecen porque internalizaron en sus mentes que son imprescindibles cuando en realidad tienen mucho temor al rechazo y utilizan su apariencia o su estatus para sentirse importantes cuando no lo son. Esta clase de sujetos son difíciles de cambiar salvo excepciones que la experiencia de la vida hayan movilizado su mundo interno y la actitud frente a la vida y las relaciones humanas han cambiado. Pero muchos casos no aprenden de los golpes de la vida, reforzando más bien su percepción sesgada hasta el final de sus días.

Algunas veces, no siempre, escoges la pareja equivocada, porque repiten lo que asimilaron como referente y no tuvieron la oportunidad de percibir y aprender de otros modelos. Recuerdo el caso de un paciente que creció y se desarrolló en un ambiente donde prevalecía la apariencia, la estricta religiosidad, recordando a su madre frente a un espejo y negándole un postre porque era para la visita. Esta persona siendo adulta escoge a su pareja con las mismas características que su madre a pesar de que él poseía sentimientos nobles y profundos, siendo su soporte emocional el padre, sin embargo en su subconsciente había almacenado un modelo que nunca encontró respuestas de ninguna naturaleza, terminando esa relación que se convirtió en tóxica. Sin embargo en las sesiones le decía “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, la naturaleza humana busca su equilibrio emocional y encontrarás la pareja que te mereces, con el transcurrir del tiempo encontró ese amor hipérbole que anidaba en el subconsciente y llenó su tanque emocional que estuvo vacío por muchos años. La capacidad de amar, querer, respetar es de a dos, por eso existe la pareja y si no la tienes búscala y la encontrarás y nunca dejes de cultivar el mundo interior, no solamente con la razón sino con las emociones que es la cereza del pastel.