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Alí Babá-Sarratea y La Luz

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¿Cómo andamos en política internacional?
Fecha Publicación: 02/03/2022 - 22:50
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Muchos afirman que la corrupción generalizada en un país ahuyenta a los inversionistas, lo cual no es necesariamente cierto porque las grandes y pequeñas empresas siempre manejan un fondo para tales contingencias, tal como ha venido ocurriendo en el país desde hace mucho, de modo que puede existir crecimiento económico aún con corrupción, pero el problema es que ese descalabro moral producirá una enorme disminución de calidad en obras y servicios públicos.

Lo que le importa al inversionista es la seguridad jurídica y ciudadana que le garanticen el cumplimiento de prestaciones en los tiempos pactados que es la base para la obtención de utilidades que justifiquen la inversión, así como la protección de la integridad física y patrimonial de ejecutivos y trabajadores.

Sin embargo, la corrupción generalizada a nivel de gobierno central, regional y local; poderes del Estado e instituciones autónomas, siempre necesita de un altísimo grado de impunidad, lo que lleva a los que conducen las riendas estatales al más alto nivel a desarrollar una idónea acción política para neutralizar a los sistemas de control previo, concurrente y posterior y, entre estos últimos, al sistema de justicia comenzando por bloquear al titular de la acción penal que le corresponde al Ministerio Público a través de las diferentes jerarquías fiscales, de modo que la gran plaga de la corrupción se convierte en una tragedia política que destruye progresivamente tanto la gobernabilidad como la gobernanza sin importar ya la salud, la educación, la infraestructura ni el desarrollo en general.

Doña Karelim López, luego de tantas denuncias como evidencias de indicios múltiples, homogéneos y concurrentes sobre su presunta pertenencia a una organización criminal que actúa desde las entrañas del poder público alcanzando al mas alto nivel del Estado, repentinamente, al sentirse abandonada a su suerte, con fiscales fundadamente cuestionados y sufriendo en carne propia el peso del poder estatal sobre sí, decidió acogerse a la colaboración eficaz y dio su declaración inicial, la que, por razones que no sabemos, se hizo pública, lo que perturba el desarrollo de la investigación, pero que permite vislumbrar que estamos a punto de conocer la clave secreta de acceso a Sarratea, La Luz o Palacio de Gobierno como Alí Babá con la cueva en la historia por todos conocida.

Lo triste de esta situación es constatar que la Contraloría se hace de la vista gorda ante la gran corrupción, los controles institucionales internos callan en mil idiomas y omiten actuar de modo doloso ante evidentes transgresiones de la ley para favorecer negocios sucios con plata del Estado o para determinar responsabilidades funcionales por acción u omisión de funcionarios que se hacen de la vista gorda ante hechos evidentes de connotación penal o infracciones administrativas cuasi flagrantes.

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