Alan en la eternidad
Un día como hoy, hace cuatro años, se elevó a la eternidad en sueño eterno Alan García Pérez (dos veces presidente de la República); era miércoles vísperas de Semana Santa.
En horas de la madrugada se había montado no un operativo, sino un espectáculo grotesco con cámaras de TV, incluida una reportera acompañada de miembros del Ministerio Público que tocaron la puerta de su residencia en Miraflores. La intención era detenerlo, ponerle chaleco antibalas y marrocas, y humillarlo públicamente.
Alan horas antes de dispararse en entrevista con RPP Noticias señaló: “Es una situación fea y si la Patria llega a convencerse de que tengo algo de qué pagar, pues es la Patria… Así como la he servido y he hecho cosas por ella, yo no estoy aquí para refunfuñar y odiar.
Confío en la historia. Soy cristiano. Creo en la vida después de la muerte. Creo tener un pequeño sitio en la historia del Perú”, señaló reflexivamente ad portas de su muerte. En aquella entrevista desestimó las acusaciones en su contra de la Fiscalía, sosteniendo: "Todo es especulación, y con especulaciones no se priva a una persona de su libertad. Ni siquiera de manera preliminar", sentenció en ese sentido.
El expresidente ya había redactado una carta de despedida; una de sus hijas, Luciana García, leyó en Viernes Santo, en el velorio el mensaje de su padre: "No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza (...). Por eso repetí: otros se venden, yo no. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos. Jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones. Por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse".
Amigos, aliados y líderes políticos asistieron al velorio en la sede del Apra y el Viernes Santo un mar humano acompañó el cortejo fúnebre.
En su último Mensaje a la Nación en el Congreso de la República, el 28 de julio de 2010, Alan sostuvo: "Señores, en la confidencia de este último mensaje, permítanme recordar a mi padre, Carlos García Ronceros, muerto hace ya 16 años en mi ausencia, él fue combatiente de la democracia, estuvo 8 años preso, 4 años desterrado y 4 años clandestino al lado de Haya de la Torre. Él vio con preocupación el fin de mi primer gobierno y sufrió amargamente por las acusaciones deshonrosas que entonces se me hicieron. En este momento invoco su presencia a mi lado y al lado de mi madre, Nytha Pérez, para que compruebe que el Perú avanza y para que compruebe su espíritu que las viejas ilusiones de los luchadores para dar al pueblo una vida con mayor bienestar y justicia se van cumpliendo poco a poco por el camino correcto del pan y la libertad como a él y como a mí nos lo enseñó Haya de la Torre".
¡Cuánta falta hace hoy en día Alan García! Al estadista, al demócrata y sobre todo al amigo, una oración elevada al Cielo y un clavel blanco lanzado a la Eternidad.
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