Agenda social de la mipyme y de la pequeña minería
La pequeña minería y artesanal debe hacer girar alrededor de 500 mil familias peruanas cuando menos -algunos afirman el triple- y curiosamente extraen la mitad del mineral del país versus la gran minería.
Es decir, el impacto económico que podría generar se pierde para el país y para los extractores también, pues terminan siendo devorados por intermediarios y presas de esquemas delictivos de chantaje o usura.
Aquí debemos discutir la necesidad de impulsar certificaciones con veeduría estatal, a cambio de formalización, para evitar que se malbaratee la venta de los productores en cuanto fundamentalmente a la “ley” de su materia, del mineral extraído, que ocurre cotidianamente.
Pero también el impulso audaz en provincias claves como Condesuyos, en Arequipa, de una planta de procesamiento ambientalmente aceptable por circunscripción, orientada a trabajar con los pequeños artesanales, que deben ser capacitados en enfoques asociativos.
Definitivamente la reducción de los trámites y requisitos -y la persecución a la extorsión corrupta de funcionarios públicos- en este nuevo esquema de formalización alrededor de los gobiernos locales y regionales es ineludible. Naturalmente esta formalización debiera incluir la suspensión de algunas moratorias y un periodo de gracia de 3 años de no tributación; en donde además podamos liberar del IGV la compra de maquinaria y equipamiento.
Propongo que abramos el debate amplio de un esquema de financiamiento rotativo o, incluso, a través de un “banco minero” en este punto.
El apoyo decidido del Estado a la consolidación de este sector -y por ende la reducción paulatina de su impacto ambiental negativo por el uso de la tecnología- nos dará la autoridad para abordar el reto del ordenamiento de las circunscripciones pasibles de ser trabajadas, un asunto hoy sumamente desordenado y caótico y además la mejora laboral de su mano de obra, hoy en parte agobiada por esquemas injustos como “el cachorreo” (no pago en dinero sino en tiempo a la semana de extracción directa para el trabajador, espacio en el que quizás no tenga suerte).
Alrededor de la MiMype, con más de 2 millones de microempresas y millones de comerciantes al margen de la formalidad, la agenda social que debemos debatir y ver de solucionar: ponerle freno al asedio municipal al emprendedor, esto es impulsar el cambio de mentalidad de las autoridades distritales para impulsar el emprendedurismo ordenado y no convertirse en una barrera. Promotores y no gendarmes.
Además, profundizar una reforma tributaria de 5 años de gracia; impulsar el crédito -garantizado por BCR a través de la banca privada- acompañado de capacitación por parte del Estado. La mype merece su “Reactiva” como las grandes y no las migajas que significó el “FAE MYPE”. Al mismo tiempo buscar ampliar el mercado de la mype orientándola a un encadenamiento productivo para incrementar su participación en las exportaciones, que se ha estancado.
Recuperar y superar la cantidad de compras estatales a las mipymes, cuestión que se diluyó en los últimos años de manera inentendible.
Abrir el debate sobre los requerimientos de un esquema tributario familiar mype y algunas demandas relativas al tema de costos y tarifas eléctricas que es necesario para su estudio, así como y evaluar las aristas y posibilidades de estas ideas.
El Estado tiene muchos programas de apoyo disperso a los emprendedores; es necesaria su articulación y difusión, sobre todo los de capitales semilla.
Educación técnica dual con enfoque regional y educación escolar para el emprendimiento son otras dos herramientas necesarias.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.