Adiós, semana de representación
La Semana de Representación definida en el Reglamento del Congreso servía para que los parlamentarios estén durante cinco días al mes en su distrito electoral y estar en contacto con sus votantes, recoger sus demandas y sobre todo rendir cuentas de su trabajo realizado. Hoy la exclusividad que tenían los votantes de cada distrito electoral de estar en contacto con los congresistas por el cual votaron se ha perdido.
Desde hace unos meses el Congreso abrió una gran ventana en el Reglamento del Congreso, para que los congresistas tengan la posibilidad de viajar durante la Semana de Representación “a cualquier parte del país” quitando la obligación de hacerlo exclusivamente a su distrito electoral. Es decir, los parlamentarios han desnaturalizado la esencia de la Semana de Representación y con ello han contribuido a restarle legitimidad y representatividad a la institución parlamentaria.
Justamente la inclusión de la Semana de Representación se instituyó para reducir la crisis de representación que durante muchos años se vio acentuada por la falta de contacto entre el votante y el congresista, ya que muchos de ellos usaban su condición de parlamentarios como plataforma política para viajar a todo el país descuidando la relación con su distrito electoral y sobre todo dejar de lado la rendición de cuentas de los trabajos realizados durante su gestión a favor de la región por la cual fue electo.
En muchos casos los parlamentarios eran declarados “personas no gratas” en su distrito electoral justamente porque él prefirió centrar su trabajo pensando en el alcance nacional y descuidar la región por la cual fue electo. En buen romance el parlamentario usaba su elección regional como plataforma para realizar trabajos de proyección nacional con el propósito de ampliar su imagen soñando quizás en una candidatura presidencial en el largo plazo.
Al parecer este sentimiento de ser presidente del país o de llevar mensajes nacionales con fines políticos partidarios, los ha llevado a cambiar la esencia de la Semana de Representación, donde tenían la obligación de viajar a sus regiones con el único fin de mantener contacto con sus votantes y de esa forma fortalecer la función de representación y legitimización.
Seguramente ellos dirán que la Constitución dice que los parlamentarios son de la República y que su mandato tiene alcance nacional y eso es verdad, pero ello no debe significar el cambio de la razón de ser de la Semana de Representación.
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