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Adelanto electoral innecesario

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Fecha Publicación: 26/09/2019 - 22:10
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El Presidente de la República anda empecinado en que se recorte el mandato congresal y presidencial en un año, para lo cual ha presentado al Congreso una propuesta de reforma constitucional, la cual, de ser aprobada, llevaría a adelantar el proceso electoral general para el año 2020.

Como en nuestra patria tenemos exceso de abogados y defecto de siquiatras, los primeros nos prodigamos en dar razones constitucionales y abogadiles en el sentido de que la propuesta del Poder Ejecutivo colisiona con nuestro marco constitucional y, por ello, el Congreso de la República la debe desestimar.

Como los temas jurídicos son opinables a diferencia de los matemáticos que son exactos, hay también personas que se mueven en el campo del Derecho que abanderan la tesis de que la pretensión presidencial es válida, debiendo sí recordar que ella ha sido planteada para resolver la llamada crisis política que envuelve al Presidente y al Congreso y para lo cual el titular del Poder Legislativo ha reclamado diálogo entre los Poderes del Estado, a lo que agregaremos que tal diálogo no debe ser solo para la foto ni únicamente con contenido de té de tías o despedida de solteros.

Como quiera que este artículo no es para dar razones jurídicas, las que entienden pocos, sino para discernir sobre la necesidad del adelanto del cronograma electoral, deberíamos preguntarnos si con tal adelanto se resuelve la crisis de desentendimiento entre el Presidente Vizcarra y el Parlamento presidido por Olaechea. Obviamente que no, pues con el adelanto, de ser aprobado, tanto el Presidente como su vicepresidenta y los congresistas, todos volverían a sus hogares y a sus actividades laborales, léase lo último solamente para los que sirven para algo.

También podríamos preguntarnos si con el adelanto electoral el nuevo Presidente realmente trabajará intensamente por el Perú o será igualmente de inefectivo. Hasta ahora los que tempranamente anuncian pretensiones electorales, auguro que serían peores de lo que tenemos.

Respecto a los congresistas, la pregunta sería si los electos en el 2020 serían más satisfactorios a la población que los que se pudieren elegir en el 2021. La verdad es que no veo la diferencia, por lo que no hay motivo de adelantar el proceso electoral, y más aún, cuando los que se pudieren escoger en el 2020 serían iguales o similares que si fuesen elegidos el 2021, pues para ambos procesos no se puede reelegir a nadie, sería un Parlamento de novatos inexpertos que no nos garantiza seriedad política.

Se dice que el nuevo Congreso no sería obstruccionista. ¿Y quién nos lo garantiza? Cuando además sólo ha habido algunos impases y batallas de cuerdas vocales pero no obstrucción, como lo prueban las aprobaciones presupuestales, los votos de confianza a los gabinetes que se han sucedido, las delegaciones de facultades legislativas y la aprobación de los pocos proyectos legislativos presentados de importancia.

La verdad es que no necesitamos nuevo primer mandatario ni nuevos legisladores, sino que se cumpla con la institucionalidad democrática, y ambos tengan por norte resolver la problemática nacional.