Abundante improvisación e ignorancia
Ya parece sello característico de este gobierno: la improvisación e ignorancia, no solo respecto del marco constitucional –y de sus propias competencias– sino sobre la naturaleza y rol de elementos basilares de la democracia y la vida política del país como son los partidos políticos.
Las acciones y expresiones de representantes del Poder Ejecutivo, desde M. Vizcarra, S. Del Solar, y el ministro de Justicia, en las últimas semanas, revelan las deficiencias del Gobierno.
El Poder Ejecutivo, en lugar de cumplir con gobernar, insiste en parapetarse en tácticas de confrontación con el Congreso, la más reciente, para defender –hasta con amenaza de disolución del Congreso– su criticada “reforma política”, basada en doce proyectos presentados en abril último, cuatro de ellos sobre reforma constitucional.
Muy grave que nadie en el Gobierno advirtiera a tiempo la inconstitucionalidad contenida en los proyectos preparados por una comisión nombrada a dedo, presidida por quien jamás ha hecho vida partidaria. Baste señalar aquello de impedir postular a quien tenga sentencia condenatoria de primera instancia, cuando es una garantía fundamental la pluralidad de instancias (¿anuncio de futuras sentencias, también a dedo, contra líderes de partidos de oposición?); obligar a los partidos, bajo amenaza de cancelación de su registro, a designar a sus candidatos mediante elecciones abiertas a afiliados y no afiliados, como si “participación ciudadana” fuera “infiltración”; o aquello de eliminar la inmunidad parlamentaria y dejar subsistente la inmunidad presidencial (que hoy impide que una investigación fiscal terminada derive en acusar penalmente a M. Vizcarra)
Afirma Del Solar que llegó “por sorpresa” a la política y descarta continuar en ella y que la “reforma” busca acabar con políticos “improvisados”. Es decir, un improvisado, designado a dedo, critica a presuntos improvisados elegidos por voto popular.
Peor aún, se anuncia Cuestión de Confianza como mensajera de la disolución del Congreso, en defensa de un “núcleo mínimo irrenunciable” de proyectos de ley del Poder Ejecutivo, que incluye dos proyectos de reforma constitucional, la exigencia de aprobar un determinado contenido (“esencia”¿?) y en un plazo perentorio. Ello, cuando expresamente la Constitución, artículo 206°, prohíbe al presidente de la República observar la ley de reforma constitucional.
La cereza del pastel: el ministro de Justicia, afirmando que el Gobierno puede todo lo que no le esté prohibido. Tamaña expresión desconoce que es principio democrático básico de defensa del ciudadano frente al exceso de poder del gobernante, que éste solo puede lo que le está expresamente autorizado por la Constitución y la ley.
Sin duda, ignorancia e improvisación abundantes.