46 años de la Constitución Política de 1979

El 12 de julio de 1979, como hoy, fue sancionada la Constitución Política del Perú que reemplazó a la de 1933. La Asamblea Constituyente -convocada por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, en 1977-, instalada en 1978, la aprobó al año siguiente, es decir, hace 46 años, siendo su presidente, el legendario e histórico líder del APRA, Víctor Raúl Haya de la Torre, que la alcanzó a firmar, pues Haya falleció tan solo 21 días después, el 2 de agosto de 1979. El denominado militarismo de la segunda fase del referido Gobierno Revolucionario (1975-1980), encabezado por el General Div. EP, Francisco Morales-Bermúdez Cerruti -la primera fase estuvo presidida por el General Div. EP, Juan Velasco Alvarado (1968-1975)-, decidió encaminar el retorno del país a la democracia, lo que se hizo el 28 de julio de 1980, con el arquitecto Fernando Belaúnde Terry, que había ganado las elecciones, iniciando su segundo mandato constitucional -el primero fue del 28 de julio de 1963 al 3 de octubre de 1968, en que fue interrumpido por el golpe de Estado de Velasco. No entraré a desarrollar las virtudes y características de la Carta Magna de 1979, que las tuvo y muchas, por un asunto de espacio en esta honrosa columna, pero si puedo afirmar categóricamente que, en términos jurídico-políticos, fue superior a la de 1933, aprobada el 9 de abril de ese año, durante el gobierno de Luis M. Sánchez Cerro -murió asesinado 19 días después, el 30 de abril de ese año-, y que fue ampliamente superada, también jurídica y políticamente, por la Carta Magna de 1993. La Asamblea Constituyente de 1978 contó con una pléyade de juristas y políticos de nota (conservadores, liberales, derechistas, izquierdistas, etc.), y esa realidad de contar con recursos humanos de enorme valía, aseguraban una norma jurídica de relevancia para un país que volvía a la democracia que había sido -repito- interrumpida. Por esos años, es verdad que el Perú no fue el único país de la región que contaba con regímenes dictatoriales, pero que lo tuviera, por supuesto que no fue un mejor contexto para nuestra vida nacional. La Constitución de 1993 no se redactó sin antecedentes; de hecho, la Carta Magna de 1979, fue su gran punto de partida, y eso hay que decirlo a cada momento y hubo un gran número de artículos que fueron prácticamente reiterados en su exacta redacción como pasó con el artículo 54 de la actual Constitución del Perú referido al dominio marítimo que había sido el artículo 98 en la Constitución de 1979. Le dio base y estabilidad jurídico-política a un país como el Perú para un momento realmente complejo como fue la década de los años ochenta en que nos tocó afrontar al terrorismo de Sendero Luminoso y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y en uno de los momentos de mayor crisis económica de nuestra historia contemporánea, evitando que el Perú se anarquice o colapse. Esa fue su mayor virtud.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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