21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer
Cada 21 de septiembre, el mundo se une para recordar a quienes comienzan a olvidar. El Día Mundial del Alzheimer, establecido por la OMS y Alzheimer’s Disease International, no es solo una fecha en el calendario: es un llamado a la conciencia colectiva sobre una enfermedad que toca la vida de millones de familias.
El Alzheimer es la forma más común de demencia y afecta progresivamente la memoria, el pensamiento y la autonomía de las personas, transformando no solo su vida, sino la de quienes les rodean. Hablar de Alzheimer es hablar de amor, de paciencia y de compromiso como sociedad.
Hoy, más de 55 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de demencia, y la mayoría de los casos corresponden a Alzheimer. Las proyecciones son preocupantes: para 2050 podrían ser más de 139 millones. No se trata solo de números fríos: detrás de cada caso hay una historia, una familia que reorganiza su vida para cuidar, un cuidador que enfrenta el cansancio y la incertidumbre.
El costo económico mundial supera el billón de dólares anuales, pero el costo emocional, invisible en las estadísticas, es igualmente inmenso.
En el Perú, la realidad no es diferente. Se estima que alrededor de 200,000 peruanos viven con demencia, muchos sin diagnóstico ni apoyo profesional. Los recursos siguen siendo limitados y la carga de cuidado recae en la familia, que muchas veces no cuenta con capacitación ni apoyo emocional.
Este día nos recuerda que debemos mirar a nuestros adultos mayores con más atención y exigir políticas que garanticen acceso a diagnóstico, tratamiento y programas de acompañamiento.
A nivel mundial, la ciencia avanza con esperanza. Nuevos medicamentos buscan frenar la progresión de la enfermedad, y la detección temprana mediante biomarcadores está mejorando. En el Perú, las universidades y hospitales comienzan a participar en estudios y a promover hábitos de vida saludable: actividad física, alimentación balanceada y estimulación cognitiva, que pueden reducir el riesgo o retrasar la aparición de síntomas.
Estos avances nos demuestran que, aunque el Alzheimer no tenga aún cura, sí es posible mejorar la calidad de vida y ganar tiempo.
Reflexionar sobre el Alzheimer es recordar que la memoria es parte de nuestra identidad colectiva. Podemos ayudar creando entornos inclusivos, apoyando a cuidadores, acompañando con paciencia y derribando el estigma que rodea a esta enfermedad. Cada gesto cuenta: una visita, una palabra amable, un espacio seguro.
Invertir en investigación y en programas de apoyo es invertir en la dignidad de las personas que hoy luchan por mantener sus recuerdos.
No olvidemos a quienes olvidan; su historia es también la nuestra.
@sandrostapleton
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.