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2025, perspectiva económica y política: no todo lo que brilla es oro

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Fecha Publicación: 28/12/2024 - 20:30
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Esta columna es la última que escribo en este especial 2024, sobre el cual muchos vaticinaron que la economía terminaría en rojo. Sin embargo, concluye con una macroeconomía sólida, con porcentajes en azul y, con relación al año pasado, resarcida como una de las mejores del continente o mejor que la de algunos países en desarrollo. Es claro que, de continuar esta tendencia, la microeconomía seguirá el mismo derrotero y superará con creces la debilidad que registra en el presente.
El indicador de mayor importancia es la inflación, la misma que, cuando es superior al rango meta, se convierte en pésimo impuesto a la clase media y, peor aún, impacta negativamente en los segmentos más pobres y vulnerables de la población. Ha bajado de un 2,9 % del 2024 a un 2,1 % este año. El crecimiento del país es otro ítem importante: según el último anuncio del BCR, el PBI será de un 3,2 %, y la mayoría de pronósticos dan por hecho que en 2025 tendremos un PBI cercano al 3,1 %.
En cuanto a política monetaria, hay que decir que los intereses que aplica el sistema bancario a las personas jurídicas o naturales están en función, casi directa, con la tasa de referencia señalada por el BCR; y, desde luego, en el marco de lo que establece la Federal Reserve de Estados Unidos, más conocida como FED, que marca el compás en los mercados financieros internacionales. Lo último de su indicador señala una tasa de 4,5 %, y el BCR la mantiene en 4,75 %. La tendencia es la reducción de ambas tasas de interés, lo que significa incrementos de créditos locales y financiamiento de bienes básicos como la vivienda u orientados a otras actividades y más.
La balanza comercial, que en 2023 fue positiva, continuará este año manteniendo el mismo ritmo, lo que favorece el vigor de nuestras reservas internacionales netas. En lo que se refiere a la deuda externa, esta subió a 32,9 % del PBI. Este porcentaje es el más reducido entre los países latinoamericanos y, por tanto, manejable.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. El principal problema que debemos remontar es el mal comportamiento de los poderes del Estado. Son pilares fundamentales para el buen funcionamiento del sistema democrático y de gobernanza institucional; y, no obstante, no cumplen su función. En consecuencia, carecen de credibilidad y de la confianza poblacional y, por lo mismo, no sorprende que sean objetos de la desaprobación ciudadana.
Imposible juzgar bien la conducta del Congreso que, contrario al mandato constitucional que prohíbe iniciativas de gasto, aprueba leyes atentatorias contra la estabilidad fiscal. Por ejemplo, al crear ocho nuevas universidades o incorporar decenas de nuevos gastos orientados a pequeños o medianos proyectos de infraestructura, acentúa el desfinanciamiento del presupuesto público. Esto es populismo puro y duro, y hay que combatirlo.
Amable lector: junto a su familia y seres queridos pase usted días navideños felices, y que el 2025 sea fecundo y muy próspero.

*Exsenador de la República

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