2025: “El año de la recuperación y consolidación de la economía peruana”

Denominación rimbombante del Gobierno para el 2025. Sin embargo, no deja de ser llamativa esta designación al año que iniciamos, ¿o será que nuestra presidenta que proviene de las canteras de la izquierda radical ha probado las mieles del éxito del capitalismo? Lo cierto es que como el apóstol San Pablo, que se convirtió al cristianismo después de conocer a Jesús resucitado en el camino a Damasco, habiendo sido antes un perseguidor de los cristianos, Dina parece haber cambiado, quizás no tan completamente como Pablo, pues los rojos nunca cambian del todo. Su decisión de hundir los recursos del país en Petroperú es reflejo de ello, o el desacertado saludo a la dictadura cubana por su aniversario. Esperemos a ver su discurso en el alicaído “Foro Económico Mundial” en Davos, Suiza, donde hace solo 3 años hizo comentarios radicales contra la minería formal y sus supuestos daños ambientales.
Al cumplirse en diciembre 2024 el segundo año del Gobierno Boluarte, no cabe duda de que en muchos frentes el país ha mejorado, aunque muchos otros no. El 2023 fue signado por la violencia del inicio del Gobierno, el Niño que siempre es agorero de mal, y las secuelas del Gobierno de Castillo, así como la inexperiencia del Gobierno agudizado por errores y la implacable persecución de la izquierda, los medios de comunicación caviarizados, y la Fiscalía y el Poder Judicial politizados.
No cabe duda de que el 2024 con un Gobierno más consolidado fue mejor en lo económico. El Niño se fue y el frente interno se calmó de paros y violencia, aunque no cabe duda de que la inseguridad ciudadana continuó desbocada sin una actuación clara del Gobierno en el frente policial ni en el frente jurídico, y con jueces y fiscales laxos y la falta de penales. En el frente económico la tranquilidad del país abonó a favor del crecimiento. Con la normalización del clima volvió a crecer la pesca y el agro y el MEF invirtió en obra pública. Los altos precios de nuestras exportaciones fueron un gran viento a favor, y los fondos de las AFP (sacrificando el futuro) alentaron el consumo, y no cabe duda que la disminución de la inflación de 8.46% en el 2022 a 1.97% en el 2024 elevó el ánimo de los consumidores. La inversión privada creció 1.5% después de caer 7.3% en el 2023 y la cifra final de crecimiento económico será +/-3.2%, positiva pero aún insuficiente para reducir pobreza y crear empleo.
El 2025 puede ser igual o algo mejor en crecimiento de la economía que el 2024, aún muy lejos de ese 7.6% con que cerró el Gobierno de Alan García en el 2011, pero signado de un proceso electoral incierto que se inicia en el último trimestre del año. La vacancia de la presidenta presagiada por agoreros y personajes antidemocráticos sería fatal, pues rápidamente se levantarían los recuerdos de la incertidumbre por la media docena de presidentes que gobernaron en los últimos 6 años y la fuga de capitales del 2021.
Los vientos de cola nos han ayudado en el 2024 y no cabe duda de que el gobierno ha puesto algo de su parte. Iniciamos el 2025 con mejor base, para empezar con una tendencia de crecimiento, solidez en lo macroeconómico con baja inflación, superávit comercial, altas reservas internacionales y manteniendo el grado de inversión. La inversión privada volviendo a crecer 1.7% después de caer 7.3% en el 2023 y el anuncio de Proinversión de la concertación de S/. 4,200 millones en obras por impuestos y US$9,000 millones en APP son un buen inicio para el 2025, así como la concesión del proyecto minero El Algarrobo a Buenaventura y varios otros proyectos mineros en ciernes incluyendo Tía María que pueden tonificar la inversión privada. Solo queda esperar que el Congreso y el Gobierno tengan la visión de aprobar la nueva Ley Agraria para que regrese la inversión y el empleo al campo, y se logre controlar el déficit fiscal.
El frente externo se presenta complejo. Tendremos que lidiar con el nuevo gobierno Trump en Washington y el impacto de sus medidas en nuestra economía. Una Europa con débil crecimiento y un proceso de cambio de tendencias políticas y una China con una economía debilitada por las crisis inmobiliarias y financieras qué puede ser afectada aún más por las medidas de Trump. Lo que ocurra con estas 3 economías puede afectarnos negativa o positivamente. Se necesitará cabeza fría y una visión política y económica clara para navegar en estas aguas borrascosas. Dina necesitará ayuda y evidentemente el actual gabinete no tiene las condiciones para hacerlo.

Por Ismael Benavides

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