2024: Complicidad desbocada Boluarte/Congreso

Si tuviéramos que definir el año que se va en cuanto al tema político, sin duda diríamos que el 2024 ha sido el año en el cual la complicidad de Boluarte con el Parlamento ha alcanzado niveles de escándalo y, además, de deterioro moral, público y desvergonzado. En particular, Podemos Perú, Fuerza Popular y Alianza para el Progreso co-gobiernan, para todo efecto práctico. No existe, en buena medida, una importante oposición legislativa, ni numérica ni en calidad.
El Ejecutivo en general, y la presidenta en particular, han completado 12 meses para el olvido. Las cosas positivas, como la estabilidad de la moneda o el Mega Puerto de Chancay, no tienen que ver con este gobierno. La inseguridad sigue sin una respuesta contundente; ha empeorado. La salud pública estuvo bajo el ataque del ministro del sector, cuyo único mérito es ser alfil de Acuña. El ministro de Educación es una máquina de ofender a diversas colectividades del país y de cometer impertinencias, como cuando quiso arengar y hacer política en un colegio de Ate, donde acababa de ser asesinado un profesor, y parece que su único valor está en la sumisión y la adulación pública.
Santibáñez, Vásquez y Quero siguen al frente de esas carteras solo porque el Parlamento no los censura, y no lo hace pues sabe que son los predilectos de “Madam” Dina.
El caso del empresario Nilo Burga y su más que seguro asesinato, más la relación que su empresa “FrigoInca” y la corrupción en el extinto “Qali Warma” podrían tener con el Gobierno y con el vocero presidencial Hinojosa, más la fuga de Nicanor Boluarte y la no captura de Cerrón, grafican a este Gobierno como altamente sensible a la corrupción. De nuevo, en parte responsabilidad del Congreso por no fiscalizar. Aunque en el Parlamento tienen sus propios problemas con el tema de la ex trabajadora asesinada brutalmente.
Por cierto, el PCM Adrianzén ya está con oxígeno prestado, probablemente salga en los primeros meses de 2025. Tan intrascendente como carente de ideas y de manejo político. Vocean al ministro Arana para reemplazarlo. Sus antecedentes de nexos raros con magistrados y con el sistema de justicia, más que descalificarlo, le dan fuerza a su posibilidad, pues alguien de su perfil es lo que necesita Boluarte: un abogado defensor inescrupuloso, conocedor de malas artes, con poco que perder, antes que un político o un hombre de Estado.
Para distraer la atención, la ex cajera de Perú Libre ha culpado de sus errores a la prensa, en una actitud poco democrática y grotesca. Incluso puso en debate nacional la pena de muerte, solo para ocultar del ruido mediático el escandaloso incremento de presupuesto para sus gobernadores regionales aliados: Acuña y Oscorima (ambos sin buena ejecución presupuestal), horror perpetrado por sus aliados congresistas en la ley de Presupuesto 2025.
He de decir, para finalizar, que una vez que Boluarte convoque a elecciones generales, cuestión que debe ocurrir en marzo o abril de este 2025, la actitud del Congreso puede cambiar drásticamente, al punto que reitero lo afirmado varias veces: el calendario electoral no va a cambiar, pero no es seguro que sea Boluarte quien entregue la banda el 28/07/26.

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