2023, ¿fin del colapso?
La Administración Pública en los tres Poderes del Estado está colapsada por acción y/u omisión –inconsciente y/o deliberada– de los que han sido o son servidores públicos, políticos y/o autoridades. No han cumplido y/o no cumplen con sus obligaciones establecidas en la Constitución (Artículos 102°,103°,118°,125°,138°,139°) y normas legales específicas.
Lamentablemente, el Congreso incumple con aprobar las leyes y resoluciones legislativas que son necesarias para los servicios que requiere el pueblo para vivir con dignidad. Está obligado a “velar por el respeto de la Constitución, leyes, y disponer que sea efectiva la responsabilidad de los infractores” y debe ejercer las “atribuciones que le señala la Constitución y las propias de su función legislativa”.
Desde hace tiempo los políticos que ejercen la Presidencia, ministros, funcionarios y servidores no organizan ni resuelven eficientemente los servicios públicos a su cargo y responsabilidad. Persiste la deficiencia en los servicios de salud, educación, transporte, seguridad ciudadana, etc. Con sus “posturas” políticas frente al Congreso y políticos “de oposición”, el Ejecutivo no adopta las medidas necesarias para la captación de inversiones de empresarios nacionales o no que establezcan centros de producción para bienes destinados a los mercados nacionales e internacionales, ofertando, además, puestos de trabajo con remuneraciones racionales.
En el Judicial impera la lentitud en procesar las causas judiciales incumpliendo los plazos procesales, desde la presentación de una demanda y/o denuncia hasta que se expide la sentencia firme con autoridad de cosa juzgada. Demoran en notificar a las partes las resoluciones (decretos, autos, sentencias) con copias de los escritos y pruebas, Dilatan inexplicablemente la ejecución de sentencias. No elevan dentro del plazo pertinente los expedientes a las instancias superiores si hay apelación y/o casación. Existe inmensidad de expedientes sin resolver y constantes “redistribuciones”. Burocratización de trámites administrativos. Los Órganos de Control tampoco muestran idoneidad. Hay más deficiencias.
Son responsables en los tres Poderes del Estado sus “titulares”, miembros y/o servidores (incluyendo los “políticos”) por no adoptar las medidas para evitar su colapso con demoras, dilaciones y hasta paralizaciones. Hubo una ilusión que al llegar el “bicentenario” superaran sus severas y crónicas deficiencias, pero lamentablemente las agravaron con sus posturas políticas y “confrontaciones”. El pueblo sufre las consecuencias. Estamos iniciando una “nueva” situación política coincidente con el nuevo año, invocamos a los “políticos” y presidentes de cada poder estatal que, cumpliendo sus deberes, superen esas deficiencias y conviertan en positivos los servicios públicos.
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