2014: Coca en Huanchaco
En casa de un toledista se encontró más de siete toneladas de cocaína. Ocurrió en 2014 en el balneario trujillano de Huanchaco, el propietario del predio era el congresista José León Rivera, por entonces vocero de la bancada de Perú Posible, el partido del hoy prófugo expresidente Alejandro Toledo.
La Comisión de Ética del pasado Congreso, y no del actual, decidió suspender a León Rivera por 120 días; no por sus vinculaciones con Rodrigo Torres el narco mexicano, dueño de los siete mil kilos de clorhidrato de cocaína, sino por mentir y ocultar información. ¿No merecía aquello el desafuero de León Rivera y una profunda investigación fiscal?
El toledista había dicho que su esposa alquiló la casa playera a Lucía Villavicencia Ruiz, y que él no conocía a Torres. Tamaña mentira se desmoronó cuando la supuesta arrendataria, empleada de limpieza del narco, declaró ser solo la firmante del contrato y que el toledista siempre supo que el arrendatario era Rodrigo Torres. Además, la PNP filmó al entonces congresista visitando al narco mexicano que “no conocía”. Pese a la carga de esas pruebas León Rivera apenas fue suspendido por el pasado Congreso, donde aquello de “otorongo no come otorongo” llegó a esos extremos de náusea.
Con tal mochila de su partido, el hoy prófugo Alejandro Toledo afirmó en las últimas elecciones: “Temo que el narcotráfico invada el Perú si gana Keiko Fujimori”. ¿Se olvidó de las siete toneladas de cocaína que invadieron la casa de su correligionario? Hoy los desmemoriados colegas buscan a León para que emita opiniones sobre la situación de su prófugo líder. Ninguna pregunta sobre aquella coca y el narco mexicano.
Hace algún tiempo, la procuradora antidrogas Sonia Medina comentó en una entrevista que no le sorprenden las denuncias que implican a congresistas con el narcotráfico. Medina sostiene que tales denuncias “no son de ahora” y que “cada vez más, el narcotráfico se infiltra en el poder político o económico para desarrollar redes ilícitas [que] emplean mecanismos más sofisticados, lo que impide que en muchos casos se detecte la comisión del delito de lavado de activos”.
En las últimas cuatro décadas no hay partido que se haya salvado la infiltración del narco o la recepción de financiamiento de tal fuente, sin saberlo. Los analistas coinciden en que el Perú va camino a convertirse en un “narco estado”. ¿El vizcarrismo tiene algún plan para impedir ese oscuro destino?