144 años de nuestra victoria en Iquique
Ayer, 21 de mayo, se cumplieron 144 años del Combate de Iquique, en que se produjo la extraordinaria proeza de Miguel Grau, y que le dio fama y gloria universales como el “Caballero de los Mares” y “El Peruano del Milenio”.
En efecto, el emblemático monitor Huáscar bajo su mando, se enfrentó en esa fecha a la corbeta chilena Esmeralda, comandada por el capitán de fragata Arturo Prat, muerto en combate por el cocinero de nuestra nave, que le propinó un sartenazo en la cabeza, falleciendo en el acto. Hundimos a la Esmeralda y sus náufragos salvados gritaron “Viva el Perú generoso”.
En ese momento el hijo de Paita ingresó en la galería de los grandes como Nelson en Trafalgar (1805), constituyendo su gesto de amor al prójimo, sin importar nada más que la vida humana, un hito para la novísima doctrina del derecho internacional humanitario. Por eso, con la aquiescencia de ustedes, estimados lectores, en oportunidad del discurso que pronuncié por el 191° aniversario de la creación de la Marina de Guerra del Perú y el 133° aniversario del Combate de Angamos, el 8 de octubre de 2012 -en la propia sede de la Comandancia General de la Marina de Guerra del Perú- luego reiterado en el 2022 con mi disertación en el acto solemne en el Centro Naval del Perú, organizado por el prestigioso Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú-, hago eco de los incansables esfuerzos de la histórica Asociación Nacional Pro Marina del Perú, para que Grau, por su gesto en Iquique, sea considerado mundialmente “Precursor del Derecho Internacional Humanitario”, porque respetó como nadie el valor de la vida humana en medio de un conflicto armado como el que vemos hoy entre Rusia y Ucrania.
El Congreso de la República lo hizo en marzo de este año. Grau, en una carta dirigida a Carmela Carvajal Vda. de Prat, en la idea de atenuar su dolor por la muerte del esposo, lisonja la figura del valiente chileno abatido en acto de guerra. Grau y su proeza con montañas de humanidad deben ser difundidos como política de Estado y nuestras embajadas, representaciones permanentes y consulados deben abocarse en difundir que el referido salvamento de los marinos chilenos alcance el tamaño de legado planetario que merece y para ello corresponderá ahora gestiones ante la Cruz Roja Internacional, y ante la Organización de las Naciones Unidas.
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