100 días después de la masacre
Se han cumplido 100 días del ataque terrorista de Hamás que asesinó a 1,400 inocentes israelíes y se mantiene todavía a 136 como rehenes en medio de la indiferencia del mundo, bajo el furibundo antisemitismo de gran parte de la prensa internacional, de muchos gobiernos y de millones de personas que proclaman impunemente la desaparición de los judíos. Peor todavía, Israel está sentado en el banquillo de los acusados en la Corte Internacional de Justicia por la aberrante acusación de genocidio que ha perpetrado Sudáfrica.
El balance provisional es terrible: “Más de 9 mil cohetes han sido lanzados desde Gaza contra Israel, unos 2,000 desde el Líbano y 30 desde Siria. 9 mil terroristas han muerto, y decenas de miles han sido heridos. Para evitar bajas civiles se han hecho unas 79,000 llamadas telefónicas, se arrojaron 7.2 millones de folletos, se enviaron 13.7 millones de mensajes de texto y 15 millones de llamadas grabadas a los gazatíes con advertencias de evacuación. En Gaza han sido alcanzados más de 30,000 blancos, entre ellos hay unas 3,400 infraestructuras de Hamás. En el Líbano se han destruido unos 750 objetivos y se han eliminado a unos 170 miembros de Hezbolá. Se han capturado 2,300 palestinos y otros 2,650 en Cisjordania para ser interrogados. 7,653 camiones con 137,920 toneladas de ayuda humanitaria han entrado a Gaza. Unos 300,000 reservistas han estado en servicio durante un promedio de 61 días. 522 militares israelíes han muerto, y otros 2,536 han sido heridos desde el 7 de octubre”.
Entre tanto, bajo el lema de “Dios es grande, muerte a América, muerte a Israel, maldición sobre los judíos y victoria del islam”, los hutíes movidos por Irán atacan buques de comercio internacional provocando la retaliación de EE.UU. y varias potencias europeas con el riesgo de que escale una guerra regional.
Y ante la CIJ Israel, siendo víctima y no atacante, evidencia que la denuncia sudafricana busca presentar una “imagen fáctica y jurídica profundamente distorsionada” de lo que es esta guerra, así como la imposición de medidas cautelares que incluyan la “suspensión inmediata de las actividades militares” en la Franja, que sólo beneficiarían a Hamás. Algo inadmisible.
En este contexto urge apoyar al pueblo judío para hacer realidad concreta el compromiso de “Nunca más” un holocausto y desconocer a la falsa Palestina de Hamás. Por eso nuestra Cancillería, fiel a su conducta histórica, debería emitir un pronunciamiento de solidaridad.
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