100 días de Dina Boluarte
Si tuviéramos que resumir brevemente estos primeros 100 días de Boluarte podríamos decir: gobierno débil, tardía respuesta de seguridad y orden interno, estrategia social invisible y oposición inexistente. En alguna medida el único que proyecta mínima solidez en su interacción con la prensa es Alberto Otárola. El mismo que no aparenta mantenerse en la PCM muchos meses más.
Y es que la administración que sustituyó al golpista Pedro Castillo aún no se asienta del todo al frente del Perú. Se le percibe como débil y precaria, sobre todo por los problemas en Puno y las zonas altas del sur del Perú.
Ello también es producto de no tener una bancada propia en el Parlamento y de su abandono de cualquier tema de la agenda social. El maltrato internacional también fue producto de falta de previsión y lenta reacción. Hasta hoy los medios extranjeros parecen no recoger mucho la versión del Ejecutivo respecto a lo que pasa en Perú.
Además el respaldo público a la Policía Nacional del Perú y a las Fuerzas Armadas ha sido tibio y muchos días después del momento en que debió darse. No hay estrategia de seguridad y orden interno. Post crisis no avizoro un abordaje correcto del tema Vraem, que ahora es neurálgico. Habiendo tantos exministros del Interior, viceministros y jefes de la Dirección Nacional de Inteligencia en el sector democrático, es una insensatez no llamarlos.
Las zonas altas del sur requieren además de la represión y el control -que ni siquiera se ha dado- un plan de emergencia social que acerque los programas sociales y ejecución agresiva de presupuesto en pequeñas obras de infraestructura, vía núcleos, por ejemplo. Pero también bonos, crédito, etc. Todas cosas que Boluarte aún no pone sobre la mesa.
El Estado debe demostrar que considera todas esas provincias importantes para la patria. El Gobierno no rompe allí -ni en Lima- la intermediación perniciosa de activistas de izquierda marxista radical con los gremios, sindicatos y federaciones. Debe propiciarse un gran diálogo social directo.
No hay que dejar de reconocerle dos cosas a esta administración: se ha mantenido firme frente a los pedidos de la izquierda marxista radical por renunciar. Amén que las elecciones anticipadas en 2023 han sido finalmente en el Congreso enviadas al archivo. En segundo lugar, ha intentado conversar con organizaciones políticas de rango nacional en sendas jornadas y se le ve bastante pro activa en su trato con las autoridades regionales y locales. Eso ha representado un punto de avance muy interesante.
Como en su discurso inaugural, la presidenta Boluarte mantiene la perspectiva de quedarse hasta el 2026 y el Parlamento ha comprado ese boleto. No hay oposición.
Postdata: "Apra: Fraternidad en Acción". El fin de semana pasado el partido de Haya de la Torre se hizo presente en distintos puntos del país atendiendo a muchas familias vulnerables. Quiero destacar tres ejemplos de activistas que se desplegaron en el este de Lima: Junior Vila, de Ate Vitarte, con el apoyo de la iniciativa privada "Ollas Fraternas" que dirige Javier Labarthe instaló el viernes una olla común para dar 100 almuerzos diarios gratuitos por 15 días. El sábado Carmen Najarro con Santos Paredes de Cieneguilla, con el apoyo del equipo de Cecilia Holgado, Claudia Espinoza, Úrsula Chamochumbi, Santiago Félix, entre otros, repartieron bolsas de víveres para 100 familias de la zona "río seco". Finalmente, ayer Domingo Miguel Estela de la Molina realizó una exitosa campaña médica en Musa.
El Apra regresa con el mensaje de "Paz con Justicia Social", para proponer, pero también para apoyar a los que menos tienen.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.