1 Domingo de Adviento: “Viene el Hijo del hombre”
Queridos hermanos nos encontramos ante el primer domingo de Adviento, con el que se inicia un nuevo año litúrgico. Es un año nuevo, la ocasión para vivir una vida nueva.
¿Qué nos dice la primera lectura? El profeta Isaías habla así: “En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas”. No olvidemos que la casa del Señor es la Iglesia y hoy está firme. Sin embargo, es en donde nos apoyamos y depositamos nuestras fuerzas en donde no encontramos firmeza. Frente a nuestras debilidades y pecados, la Iglesia nos acoge. “Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén”, continúa el profeta. Y a través de su palabra, el Señor mostrará su poder. La obra que hace la Iglesia representa su palabra, que desde nuestras violencias es capaz de sacar paz; esta es la obra maravillosa que hace Dios con la predicación. Lo podemos ver cuando las familias se reconstruyen o cuando un hombre sale de lo profundo del pecado. Esto sucede como dice el profeta, cuando juntos caminamos a la luz del Señor. Hoy nos encontramos ante una posible III Guerra mundial, que será parcial y por grupo. ¿Quién vencerá? La Palabra de Dios, si estamos dispuestos a predicar el Evangelio.
Respondemos a esta lectura con el salmo 121: “Vamos alegres a la casa del Señor. ¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor! Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios”.
La segunda lectura es de la carta de san Pablo a los romanos: “Ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe”. ¿Qué significa este sueño? La quietud del hombre, el no poner en práctica la Palabra de Dios. Hoy, la salvación está más cerca, por ello esta palabra nos hace un llamado de despertar, a salir de la cultura del bienestar y la comodidad personal. Vivimos en la burguesía de la instalación que no nos permite ver más allá de nosotros mismos.
La palabra nos dice que “la noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz”, la noche es la representación del mal, la violencia en nuestra sociedad actual es prueba de ello. La palabra nos invita a dejar las actividades de las tinieblas y a disponer de las armas de la luz: “Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias”. Todo ello, sólo lleva a la destrucción del hombre, es decir, nos aleja de ser cristianos.
El evangelio de san Mateo nos sitúa en el mismo contexto: “Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre”.
Frente a la corrupción del hombre, Dios manda a Noé a construir un arca para salvar a la sociedad. Hoy, esta arca es la Iglesia, el lugar donde Dios alberga la esperanza de la salvación del hombre.
El evangelio nos propone otro ejemplo: “Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán”. Pero, ¿Qué quiere decir esto? Estos hombres y mujeres, nos muestran el misterio de la salvación y la forma en que se nos presenta. Convirtámonos frente al misterio de la salvación, porque, como nos dice el evangelio: “si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa”.
El ladrón no anunciará su llegada, es más hoy, ya está en tu casa y te está robando la vida eterna, nos entristece la vida y nos hace renegar de Dios.
Es así, hermanos: “Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”. Estamos invitados en este Adviento, a vivir alegres, velar en la espera del Señor y qué es esto, pues levantarse por la noche y la mañana y rezar. Te invito a que te levantes junto a tu esposa e hijos y reces, da gracias a Dios por lo que te regala día a día. Dios vendrá en tu ayuda y te dará el Espíritu Santo, así transformaremos nuestra sociedad. Esto es lo que deseo para ustedes en este tiempo de Adviento que nos prepara para la Natividad del Señor.
Que la bendición de Dios esté con ustedes y sus familias.