05/11: Unidad nacional contra Castillo
Pedro Castillo viene sistemáticamente maltratando las instituciones en el país. Además de denigrar la majestad de la Presidencia de la República, rodeándose de secretarios que escondían coimas en los baños, ha sido persistente en nombrar gente no idónea, pero sobre todo llena de problemas legales, para los ministerios. Desafía constantemente al Ministerio Público -incluso envía gente a comunicarse con la embajada americana a inventarle a la fiscal de la Nación una relación con el hampa-, al Congreso y en ese giro nos trae a la OEA, dañando nuestro prestigio internacional. Tiene la cancillería en ruinas en complicidad con Rodríguez Cuadros y Harold Forsyth. Ha buscado intervenir en la Policía y en las Fuerzas Armadas. Ha debilitado aún más la posición de Petroperú. Un desastre.
A ello se suma el hecho innegable que este gobierno está atravesado de manera irremediable por la corrupción. Castillo, ya con siete carpetas fiscales encima, múltiples indicios y colaboradores eficaces que lo sindican, es sinónimo de corrupción e incapacidad. La caída del cuarto intento de compra de urea, que afecta a muchos productores del campo, se explica porque seguramente no saben exactamente cómo hacer un negociado con ese tema y se les cae el esquema por alertas de la Contraloría.
Ante ello la oposición, tanto en el Parlamento como en la sociedad civil, no ha sabido consolidar una unidad mínima de criterios. Reina el individualismo y las fricciones por protagonismo. Un ejemplo claro es que para la mesa directiva del Congreso se presentaron 4 listas, algo inaudito. Tampoco desde el Congreso se ha planteado una salida atractiva para el país ni se ha legislado sobre sus dolores más icónicos. Debemos empezar al menos por la construcción de una confluencia democrática, que incluya a todos los actores y grupos que no están a favor del sombrero, que es una amplia mayoría de peruanos.
Desde los sectores desengañados de Castillo se acusa a las marchas o a la oposición de ser “de ultraderecha” y por eso no asisten; por su parte, muchos activistas claros de oposición impulsan consignas como “yo no marcho con caviares” o similares. Debemos superar esa etapa y aprender de la experiencia del Foro Democrático contra Fujimori. Si queremos cautelar el futuro de la patria, tenemos que construir una unidad férrea que, aunque momentánea, servirá para presionar a los “niños” del Congreso y llegar a una salida consensuada que bien podría ser una reforma constitucional que determine nuevas elecciones generales, con algunos cambios previos que quizás incluyan la reelección parlamentaria y la bicameralidad.
Y esto resulta muy importante pues los demócratas, con nuestras diferencias, debemos ensayar esquemas de diálogo y concertación mínima, pues Castillo puede ser sólo el primer reto ya que, luego de visitar 11 provincias del sur, veo fortaleciéndose un discurso neo fascista sumamente peligroso para la patria, que muestra músculo en sendas manifestaciones y que amenaza marchar sobre Lima en poco tiempo con miles a asaltar el Parlamento.
Por ello creo que la marcha de este sábado debe tratarse de un primer ensayo de amplia convocatoria y respeto a todos aquellos que quieran manifestar su voz. Debe ser un intento de unidad nacional y concertación.
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