Luis García Montero: “En un tiempo de hedonismo, de narcisismo, de individualismos feroces, es importante recordar que somos seres vulnerables”
Destaca la literatura y poesía.
Asistimos a un tiempo en el que ni las guerras perturban el avance de la civilización. Luis García Montero, ¿se puede mirar la política desde la poesía?
Creo que conviene meditar lo que significan palabras como avance o progreso. Vivimos un tiempo, es verdad, en el que estas palabras se mezclan con guerras o con el desarrollo de una tecnología y una ciencia que se distancian del compromiso con la convivencia y de la dignidad humana para someterse a la lógica del negocio de las armas. La libertad deja así de ser un marco de respeto a la diversidad de las conciencias individuales y se disuelve en la ley del más fuerte, una ley de la selva armamentista. Por eso es importante decir que la ciencia y la técnica son imprescindibles, pero se convierten en un peligro si se separan de las humanidades. La poesía representa el corazón de las humanidades, la exigencia de pensar en el yo y el nosotros desde la conciencia de la dignidad humana.
Usted nació en Granada, la tierra de Federico García Lorca. ¿Qué tanto marcó su vida y su poesía?
Descubrí a Federico en la biblioteca de mis padres, bajo el silencio que la dictadura quiso imponer sobre su asesinato. Desde entonces la vocación poética fue también un compromiso con la libertad y la vida. Hacerme lector fue abrir la puerta a una vocación que me hizo poeta y profesor de literatura. Tuve la suerte de abrir por primera vez su libro por las Canciones que llegaban con facilidad al corazón de un muchacho. Los profesores aprendemos que cada edad establece una relación con la lectura. Después, libros como Poeta en Nueva York entraron en mi equipaje de vida.
Luis García Montero, ¿cuál es la lección más importante que le dejó su amistad con Ángel González y Rafael Alberti?
He tenido la suerte de compartir la amistad con personas a las que admiro. Son maestros de muchas lecciones. Con Ángel comprendí la importancia de la poesía cívica en las posibilidades del propio idioma, de la gente común, y con Rafael aprendí la importancia de que las novedades dialoguen con la tradición. Los dos me han enseñado, además, a respetar y leer a los jóvenes. Uno debe aprender y convivir con los poetas jóvenes para entender el mundo y el paso de la historia.
Viene como homenajeado de la duodécima edición del FIP Primavera Poética, y coincide con el Día Europeo de las lenguas ¿Qué significa celebrar ese día en Lima?
Estoy agradecido. El reconocimiento, es necesario, muy de agradecer si uno no cae en las trampas de la vanidad y mantiene los ojos vigilantes al propio trabajo. Las apuestas creativas tienen su lado solitario: inseguridad, dudas; los reconocimientos sirven para tomar fuerza y seguir en el camino. Agradezco que este reconocimiento coincida con la celebración del día europeo de las lenguas. Frente a las culturas que buscan una lengua única, ¡el sólo inglés…!, la Unión Europea apostó por la diversidad, apoyando la diversidad lingüística. En España, por ejemplo, son oficiales el español, el catalán, el gallego, el euskera. No es lo mismo ser una lengua mayoritaria, que querer ser una lengua única o hegemónica. La lengua debe invitar a las identidades abiertas, al entendimiento. Y en el tiempo agresivo que vivimos es importante invitar a la convivencia. En América, por ejemplo, el español aprende a convivir en el respeto a las lenguas originales.
“Comprendí que los viajes y los libros/ con sus dedicatorias/ siempre han sido maneras de cuidarnos”. Luis García Montero, ¿qué maneras tiene la poesía de cuidarnos?
Son versos de un poema de amor, escrito en la enfermedad de mi mujer. El amor es para mí una toma de conciencia de la necesidad de cuidar y ser cuidado. A la hora de formar un nosotros se puede caer en la tentación de la voluntad dominante, del sometimiento del otro a nuestros intereses, o se puede apostar por una convivencia de respeto y complicidades íntimas en la libertad mutua. La relación amorosa es así una buena metáfora de las relaciones sociales, de los contratos sociales a la hora de unir el interés personal con la ilusión colectiva. En un tiempo de hedonismo, de narcisismo, de individualismos feroces, es importante recordar que somos seres vulnerables. De ahí la importancia de la palabra cuidados. Y por eso hay que tomarse en serio el cuidado de las palabras. Un modo de cuidarnos entre nosotros, pensar en lo que decimos y cómo lo decimos antes de decir lo que pensamos.
¿Qué respondería a Hölderlin cuando increpa “para qué poetas en tiempos de barbarie”?
La poesía no es para mí un adorno, un lujo, forma parte de las cosas más útiles del ser humano. La poesía me ha enseñado a salvar la palabra utilidad del utilitarismo, eso de darle valor sólo a lo que es un negocio y da dinero. Ya lo he dicho, me parece muy útil que en cualquier actividad se recuerde la dignidad del ser humano. Theodor Adorno, después del nazismo, preguntó si se podía seguir escribiendo poesía después de Auswchitz. Estoy convencido de que el valor de la poesía la hace necesaria para habitar un mundo que sufre la barbarie. Es posible pensar en otro mundo más digno y las transformaciones sociales sólo son buenas y justas cuando se basan en transformaciones individuales. Y ahí está la poesía, en la interpelación de nuestros sentimientos.
Más sobre Luis García Montero
Carlos Rivera, poeta e historiador: “Astarté se ha convertido en guarida de poetas”
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.
