Julia Valenzuela, directora del legendario grupo Los Chankas: “El arte, cuando es fiel a su origen, florece sin artificios”

La emblemática agrupación musical Los Chankas ha iluminado escenarios, ha sembrado en los corazones jóvenes el anhelo de continuar la senda. Son un símbolo y referente vivo para las generaciones que están y para las que vendrán, un testimonio palpable de que lo nuestro no se pierde.

¿Cómo resumiría el aporte de Los Chankas al folklore peruano?

Más de cinco décadas nos respaldan, y en ellas florece una enseñanza profunda: somos intérpretes y guardianes de la música tradicional andina, ese legado vivo que nuestros padres nos confiaron. Llevamos en el pecho el pulso de una herencia antigua, la de los grauinos que, con natural maestría, hacían cantar a los instrumentos del alma. De sus manos y voces nacían el wakataky, las caballerías, los carnavales y los huaynos costumbristas, ecos de un Apurímac que aún resuena en nuestra memoria, vibrante y eterno.

¿Cuál ha sido la clave para ser exitosos en muchos años?

Disciplina, puntualidad, perseverancia y un profundo respeto por lo nuestro han sido los pilares sobre los que Julia y Dora –fundadoras incansables– hemos tejido con esmero el camino de toda una vida dedicada al arte y la identidad. Con manos firmes y corazones arraigados a la memoria de nuestro pueblo, hemos guiado nuestra carrera como quien cultiva una flor sagrada: con paciencia, con amor, con la certeza de que cada gesto cuenta.

¿Qué significa ser reconocidos como Patrimonio viviente de las regiones Cuzco y Apurímac?

Nos embargan el orgullo y la satisfacción al contemplar, en nuestro modesto museo del hogar, cada trofeo, cada medalla, cada condecoración que hemos recibido a lo largo de los años. No son solo objetos: son memoria viva, testigos silentes de jornadas intensas, de escenarios compartidos, de luchas constantes por dignificar lo nuestro. Cada uno de ellos lleva consigo el canto, el esfuerzo y la entrega de toda una vida al arte. Sin embargo, más allá del brillo del metal, nos duele la indiferencia. Siempre hemos soñado –y seguimos soñando– con que algún día, los gobiernos de turno sepan mirar con justicia y gratitud a sus artistas en vida, que no esperen al silencio eterno para rendir homenajes que ya no sanan. Porque las flores sobre una tumba no abrigan como el reconocimiento en la hora justa, cuando el artista aún respira, aún canta, aún sueña.

¿Cuáles son las canciones con las que la gente los identifica?

Con un caudal inmenso de canciones propias, somos de los pocos grupos en el país que canta lo que nace de su alma. Nuestro repertorio es una ofrenda construida con raíces y sentimiento: allí está Orillas del Vilcanota, que nos regaló un Disco de Oro; Tristezas y Melancolías, donde habita el suspiro; Lejos me voy, con el eco del adiós; Madrecita Adorada, canto de amor eterno; Nueva Alianza, esperanza en marcha; Cholita Grauina, flor de nuestra tierra; La Venenosa, ironía con ritmo y picardía. A ellas se suman carnavales y toriles incontables, melodías que hoy resuenan en las voces de nuevos grupos, herederos también de ese camino andado. Ver nuestras composiciones en otras gargantas y corazones nos deja un regocijo hondo, una dicha que no se borra: saber que lo nuestro ha echado raíces y seguirá floreciendo más allá del tiempo.

¿Tendremos novedades próximamente?

Nos distingue el empeño de caminar siempre al ritmo del tiempo, sin soltar jamás la raíz que nos sostiene. Somos tradición que avanza, arte que no se detiene. Así nace el vinilo Colección de Oro 2024, joya sonora que atesora lo mejor de nuestro legado. Año tras año renovamos nuestras voces, afinamos la música y vestimos de luz nuestros videoclips, para que cada entrega sea una celebración viva de lo que somos. Este 12 de julio, con el corazón vibrando en cada acorde, conmemoraremos nuestro 55 aniversario en la sagrada tierra del Cusco, desplegando nuestra alegría en distintos escenarios de la ciudad, allí donde la historia y la música se abrazan. Será una fiesta del alma, una promesa cumplida al público que siempre nos acompaña y a la memoria que nunca dejamos atrás.

¿Cómo ven a las nuevas generaciones de artistas del sur del Perú?

Son pocos los artistas que honran con respeto profundo el arte que dicen abrazar. En estos tiempos, no faltan quienes alteran su esencia, desdibujan melodías, vacían las letras y disfrazan el vestuario sin raíz ni alma. Por eso, elevamos nuestra voz para aplaudir a aquellos intérpretes y agrupaciones que crean con autenticidad, que no se rinden al camino fácil, sino que cultivan su obra con verdad, memoria y pasión. Porque el arte, cuando es fiel a su origen, florece sin necesidad de artificios.

Compártanos un mensaje para los lectores y para sus seguidores.

Con el corazón pleno de gratitud, alzamos la voz para saludar a nuestro querido público lector y a toda esa comunidad generosa que, desde cada rincón del país, ha sostenido y abrazado nuestro arte. En cada escenario donde floreció nuestra música, sentimos el aliento de ustedes, que hicieron posible este largo y hermoso andar. Nuestro saludo se extiende a todas las regiones que vibran con nuestro canto, que reconocen en nuestro repertorio un reflejo de su identidad. A ustedes, que nos inspiran y nos acompañan, les decimos con respeto y esperanza: nunca olviden sus raíces, ni la tierra que los vio nacer, y menos aún el idioma que guarda la memoria de nuestros abuelos: el Runasimi, nuestra lengua sagrada.

Gran concierto

Julia Valenzuela Vera, directora y fundadora de la agrupación. Primera voz y compositora de más de cincuenta temas que pertenecen al folklore peruano. Hoy celebrarán sus 55 años de vida artística en el Teatro Municipal del Cusco, en un Concierto de Gala.

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