Javier Ponce, politólogo: "En este tiempo no se puede homosexualizar, ni heterosexualizar a nadie''
Destacado intelectual, además de ser psicólogo clínico, habla de su trabajo en el mundo del cine y la literatura, habiendo mostrado su obra en el Perú, España y Estados Unidos.
Javier Ponce, no se considera de derecha, ni de izquierda. Para él, el conservadurismo de la derecha tendría responsabilidad en el hecho de que ciertos jóvenes gays se unan a la izquierda, creyendo, equivocadamente, que esta los defiende, cuando en realidad solo los utiliza.
Ponce sostiene que es absurdo que los gays de izquierda vistan un polo con la imagen del Che Guevara, pues este fue un asesino homofóbico, creador de los campos de concentración para homosexuales en Cuba
Acabas de publicar 'Anastasha. Treinta años de una película de culto 1994 - 2004'. Háblanos del proceso creativo de tu libro.
En 1994, con Antonio Fortunic y Laura Batticani filmamos “Anastasha”, el primer falso documental del cine peruano y la primera película protagonizada por un transformista, Javier Temple. Ese mismo año, Mario Bellatin publicó “Salón de belleza”, y Jaime Bayly lanzó “No se lo digas a nadie”. Este libro es un homenaje a ese proyecto y una extensión al documental donde hemos recuperado valioso material gráfico de esa época en la que registré toda la escena gay de los ochentas y noventas. Hemos contado con la colaboración de intelectuales de varias partes del mundo, como Francisco Lombardi, Hernán Migoya, José Carlos Yrigoyen, Juan Bonilla, Mario Bellatin y Barbara Panse, entre otros.
Por otro lado, tu libro “Crónicas Maricas”, publicado por Planeta, el año pasado, ha sido incluido en el catálogo de la Universidad de Harvard, como “The Peruvian Book of Queernes”. En “Crónicas” propones una historia de la vida de los homosexuales en el siglo XX peruano.
Los directivos de la Biblioteca de la Universidad de Harvard se enteraron de mi investigación y se pusieron en contacto con la editorial para adquirir el libro y entrevistarme. Durante los primeros ochenta años del siglo XX, los homosexuales solo aparecíamos en las páginas policiales, por dos motivos principales: los asesinatos de vergüenza (homosexuales que se asesinaban entre sí, para probarle a los demás que no lo eran) y las incursiones policiales a reuniones privadas. Pero algo ocurrió en 1979. Morales Bermúdez cerró la revista ABC del Partido Aprista y el director abrió otra con el nombre, ZETA que rápidamente abandonó el contenido político y se volvió pornográfica. Ese es el inicio de una serie de publicaciones en las que la homosexualidad ganó terreno fuera del anatema pecaminoso, delincuencial o patológico, especialmente en la revista Cinco, donde se nos empezó a llamar “gays”. Eran inicios de los ochenta y, como nadie nos insultaba con esa palabra, adoptamos la etiqueta para identificarnos. Paralelamente vinieron al Perú varios artistas que sirvieron de referentes y nos mostraban que se podía ser afeminado y aun así tener éxito; además de que el arte era un medio de salvación frente a la marginalidad: Raphael, Miguel Bosé, los bailarines de Rafaella Carrá, Village People y los chicos de Menudo. Luego apareció “el ambiente” formado por los locales gays que nos permitieron tener un territorio donde conocernos, generar una cultura propia, una conciencia de grupo y organizarnos. De esas discotecas y bares salieron los personajes que después pudieron generar un impacto mayor en el público, como Coco Maruxix y Ernesto Pimentel que llegó a conducir un exitoso programa de televisión y tener un circo, el lugar donde las familias peruanas celebran las Fiestas Patrias. Todo esto se logró sin Ongs, ni asociaciones políticas. Fue el resultado de gestos personales, particulares y gracias a la pertenencia a un grupo de personas que los respaldábamos. El video de la conferencia en el Centro Cultural de España está en YouTube para quien quiera verlo.
En mayo del 2025 se publicará “Crónicas maricas 2”, que es la segunda parte de mi investigación sobre la historia de la homosexualidad en el Perú, donde daré cuenta de lo que ocurre en el siglo XXI. Nuevamente bajo el sello de Planeta.
Permíteme que te haga una pregunta personal, pero, a la vez, de concepto, ¿te definirías como un gay de derecha? y ¿qué opinas de los gays activistas de la izquierda y del progresismo?
Así como la izquierda insiste en un modelo económico caduco, la derecha abraza discursos religiosos antiderechos que justifican la homofobia. Por eso, son responsables de que los jóvenes se unan a la izquierda creyendo estar con el grupo que los defiende, cuando en realidad solo los utiliza. Frente a esa oferta política limitada, no puedo considerarme de derecha, tampoco de izquierda; me sentiría igual de absurdo que los gays que van con su polo del Che Guevara, el asesino homofóbico creador de los campos de concentración para homosexuales en Cuba. La izquierda quiere controlar tu billetera y la derecha quiere controlar tu cama. No gracias. Yo soy un liberal. Defiendo la libertad política (la democracia), la libertad económica (el libre mercado y la propiedad privada) y la libertad civil (el derecho a opinar, a pensar y a decir lo que quiero y, por supuesto, a casarme con quien quiero).
¿Qué opinas de la ideología de género, y de su proyecto de homosexualización de la sociedad?
Los homosexuales hemos aparecido en todo tipo de familias, en todos los países, en todas las culturas y en todas las épocas de la humanidad. Incluso entre la mayoría de los animales. ¿Eso qué quiere decir? Que es algo natural. Que no hay nada que puedas hacer, ni a favor ni en contra, para cambiarlo. La cultura y la educación no juegan ningún papel en tu orientación. Solo definen cómo lo asumirás, si serás feliz o vivirás un infierno. Pero ser homosexual no es una opción. A nadie se le ocurriría elegir el camino más complicado. Simplemente sucede. Mira, yo tuve una familia, amigos y compañeros de colegio heterosexuales. Fui socializado, educado, bombardeado y hasta adoctrinado con textos, películas, publicidad y contenidos exclusivamente heterosexuales. Respecto a la homosexualidad solo había discursos negativos, insultos, amenazas y proscripciones. Aun así, salí homosexual. Soy el fracaso de la cultura. Porque la cultura no juega ningún papel. A ver si lo entienden. No se puede homosexualizar a nadie, de la misma manera que no se puede heterosexualizar a nadie. Pueden quedarse tranquilos.
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