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Madeleine Osterling

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La democracia del país está secuestrada por una dictadura institucional que ha sentado un ominoso precedente frente a veinte años de elecciones transparentes y democráticas.

Pareciera que su majestad el plazo y un grupúsculo de regulaciones interpretadas más allá de la sensatez, decidirán los destinos del país.

A pesar de la merecidísima vacancia que Martín Vizcarra aparentemente aceptó con humildad, no nos libramos de él ni pudimos garantizar elecciones libres y transparentes. Como siempre, fuimos engañados.

Ni miedo ni pena, solo siento rabia e impotencia, en especial por ese poco más de un millón de votos blancos y nulos que han sido protagonistas de la lavada de manos más dañina de la historia del Perú. Absolutamente intencionales, en una costosísima demostración de poder, sabiendo que no hay vuelta atrás.

No le tengo ningún respeto a aquellos que votan en blanco o nulo. Su lavada de manos, su cobardía en un momento decisivo, escondida en una supuesta dignidad, es un acto vergonzante y de un egoísmo inaceptable: primero ellos que el Perú. Confío que el llamado “debate” del pasado domingo haya sacado de la zona de confort a esos odiadores cuya irracionalidad podría llevarnos al abismo.

Castillo tiene un voto durísimo, pareciera inamovible, de gente a la que no le importa ni el terrorismo ni el comunismo ni el secuestro de su libertad. La sangre derramada de miles de peruanos no tiene ningún valor. Votan por ellos a pesar de las evidencias, su vocación suicida es incomprensible.

“Vamos a tener que desinflar nuestros egos y apagar nuestros sectarismos para ganar las elecciones” le habría dicho Verónika Mendoza a Cerrón, cuando en junio de 2019 éste último la seducía, para conformar un frente granítico de Izquierda para las elecciones del 2021, bajo el manto de SU partido Perú Libre. Los flirteos duraron apenas 10 días.

Si gana Perú Libre, el gran derrotado será nuestro país: hay una evidencia monumental del descalabro. La alarma debería haberse disparado hace años, con un Humala de discurso inflamado que ganó las elecciones satanizando a la minería pero que pocos meses más tarde, afortunadamente, se atemperaría expresando “La minería durante doscientos años no ha cumplido con un rol social.

La prensa oficialista que durante los últimos años se dedicó a destruir a Keiko Fujimori, portada tras portada maliciosa y difamatoria, que envenenó a los ciudadanos en su contra, legitimando cada palabra y respiro de los fiscales anticorrupción, hoy está pagando su politización y falta de objetividad.

¿Si alguien como Hernando de Soto no es capaz de actuar con humildad y cerrar filas contra el comunismo, conociendo exactamente sus consecuencias y la devastación que genera, ¿por qué pensamos que gente con menos conocimiento, experiencia y capacidad de razonar, los mal llamados principistas, van a vencer su odio al fujimorismo? Somos un país lleno de ciegos y suicidas… pero dignos.

El ego de Vladimir Cerrón hace que se vea a sí mismo en las páginas de la historia antes de escribirla. Van a ser mucho más radicales que su Plan de Gobierno, envanecidos y todopoderosos. Para nadie debería ser una sorpresa porque no esconde su pensamiento marxista.

¿Ya empezaron a temblar o siguen en estado de catatonia? ¿Alguna culpabilidad de aquellos que prefirieron no ir a votar por quedarse en la playa, o por pereza de hacer la cola o ser “atrapado” como miembro de mesa? Pues será la multa más costosa de sus vidas. Comprendo el temor al contagio, pero las mesas se instalaron al aire libre y hay muchas formas de protegerse.

Este 11 de abril nos estamos jugando el futuro del país, no es broma aunque lo pareciera por la cantidad y calidad de candidatos que se han presentado. Para variar, llegamos desinformados y confundidos. Las redes han jugado un rol fundamental en la campaña, pero desafortunadamente no distinguen entre habladurías, engaños y hechos confirmados.

Deténgase un minuto a pensar sobre qué evento favorable ha ocurrido en el país esta última semana. Hay gente que se rehúsa a escuchar las noticias y prefiere vivir de espaldas al día a día del prójimo, porque su oscura realidad le basta.

Me niego a aceptar que el Perú pudiera seguirse hundiendo, siento que ya hemos tocado fondo. La democracia puede ser realmente perversa cuando se trata de un electorado que vive ajeno a la realidad y que, a pesar de su renuncia a saber y pensar, opina con escasísima información, exagera y genera noticias falsas a través de las redes dentro de su círculo endogámico que jamás los desafiará.

No podemos votar por un admirador de Evo Morales que propone copiar el modelo boliviano y estatizar empresas como opción de crecimiento y desarrollo. Durante su campaña ha lanzado varias advertencias a las mineras, amenazándolas con modificar el sistema de concesiones para convertir al Estado en propietario final de los recursos.

Este gobierno tiene un jugoso Fondo de Reptiles para emprender toda una campaña de aniquilamiento contra las investigaciones periodísticas incómodas; no solo utiliza a cierta prensa, cuya voluntad agonizante está barata y desprestigiada sino a órganos claves de la administración de justicia.

Abandonó el pañuelo para la entrevista del domingo, lo cambió por un chaleco de trabajo al mejor estilo de aquellos que gustan vender imágenes y no contenido, pero no se atrevió a traicionar su ideología, su miserable ideología que nos iguala a todos hacia abajo.

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