ÚLTIMA HORA
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Luis Miguel Cangalaya

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Estar en pandemia durante casi año y medio es haberse acostumbrado a someterse al refugio del hogar. El problema es que no necesariamente el hogar siempre termina siendo un refugio. A veces lo es, claro, pero cuando el tiempo se hace eterno y las dificultades asoman, se convierte en un espacio de lucha contra la intolerancia personal.

Las palabras ejercen fuerza cuando las pronuncian. Se instalan en la memoria y es ahí donde cobran vida. Se hacen visibles y se apoderan de un espacio en el mundo de las letras. El uso evita que se extingan y procura su expansión (y su vida misma, por cierto). Y por sobre todo lo demás, su uso se convierte en la razón suficiente para aceptarlas y reconocer su valor y permanencia.

A esas horas del domingo, mientras íbamos a votar y el sol nos daba en el rostro, los candidatos esperaban confirmar si las encuestas decían la verdad. Cierto, la verdad, esa palabra que se torna compleja o, aunque parezca paradójico, hasta inverosímil.

Cuando ingresé a la universidad todo parecía mucho más fácil. Entonces no había muchas preocupaciones y si aparecía alguna, de pronto, podíamos sortearla como quien evade las responsabilidades cuando se es adolescente.

Ben-Hur: A tale of the Christ (Ben-Hur: una historia de Cristo), escrita originalmente por Lewis Wallace y publicada en 1880, es el título que más recordamos en estas fechas. Sin embargo, no precisamente lo recordamos por la novela, sino por la película que, por cierto, tuvo una gran cantidad de adaptaciones cinematográficas.

Los hemos visto y seguro nos ha parecido todo menos un debate. Lo hemos criticado y seguramente no nos ha convencido. Pensar en que estos candidatos que postulan a la presidencia en momentos tan difíciles puedan asumir el gobierno nos da escalofríos. Mentiras o verdades a medias, ataques, preguntas sin respuestas, entre otros, son muestras de ese temor que la ciudadanía no merece.

Mi primer encuentro con la poesía de Vallejo fue un golpe demasiado duro. Lo recuerdo. En esos años los escolares retornábamos al colegio en abril y nos sentíamos cada vez mayores. Iniciar la secundaria era eso, precisamente, la experiencia de sentirse adultos.

Releer una novela permite encontrar otra novela, una que no hemos leído la primera vez. En el apartado 28 de Rayuela –la inmortal novela de Julio Cortázar–, Etienne, un personaje que aparece en medio de un diálogo, reflexiona sobre un aspecto que me ha parecido muy interesante: “No es que haya que intentar vivir, puesto que la vida nos es fatalmente dada.

La pandemia, si bien es cierto, nos ha encerrado, no ha logrado que en nuestros pueblos se sigan celebrando las diversas sanas costumbres, con mucha alegría. A pesar del manto oscuro con que nos envuelve, las personas han encontrado refugio en su interior, en su propio corazón. En eso, la pandemia no nos ha podido vencer.

Hoy es un día de fiesta. Hoy se inicia la fiesta de la poesía con el VIII Festival Internacional Primavera Poética. Esta vez, en su octava edición, contará con la presencia de 65 poetas y 17 países. Sin duda, una titánica labor en tiempos difíciles, una labor de resistencia que ha emprendido el poeta, editor y gestor cultural Harold Alva.

En la antigüedad se creía que las enfermedades eran castigos de los dioses. Todo acontecía por una cuestión de causa y efecto. Y ante ello, hombres y mujeres de entonces vivían sujetos a los designios de las divinidades. Esa creencia permaneció por mucho tiempo, hasta entender el verdadero origen de las enfermedades.

Edián Novoa perteneció al recordado Movimiento Kloaka, fundado en Lima en el año 1982. En el quehacer literario fue uno de los que transitó entre la narración y la poesía (además del periodismo), situación que, por cierto, es bastante compleja y advierte un conocimiento de todos esos espacios de escritura.

En medio de la pandemia, la educación ha tenido que dar un giro que, en la mayoría de casos, no había previsto. El impacto ha sido duro para todos, no solo para las universidades como espacios con o sin fines de lucro –según sea el caso–, sino también para los docentes y, sobre todo, para los estudiantes, quienes han tenido que adaptarse a nuevas formas de enseñanza.

A lo largo de los años se han escrito muchos libros sobre César Vallejo en el Perú y en el mundo. No en vano la bibliografía que existe sobre nuestro poeta inunda no solo las bibliotecas sino, sobre todo, los espacios virtuales.

En el Evangelio de Mateo se puede notar, en el primer capítulo, una sucesión de nombres que parten de una genealogía que pareciera interminable y provocaría una evidente confusión. La genealogía a la que hace referencia es a la de Jesucristo e inicia desde que Abraham engendra a Isaac, Isaac a Jacob y Jacob a Judá a sus hermanos.

Danilo De la Cruz Ramírez es uno de los maestros que ha dedicado toda su vida a su vocación: la educación, una tenaz y constante tarea que siempre termina siendo un aprendizaje, incluso para quienes ejercen la docencia. Precisamente, toda la experiencia al servicio de la educación, lo ha llevado a publicar dos libros.

En las elecciones pasadas, el poeta y entonces candidato al Congreso Harold Alva sostenía dos propuestas efectivas para luchar contra la corrupción: la Ley del libro que defienda la industria nacional y la Ley del escritor que los revalore cultural, laboral y socialmente.

Existe una viñeta muy conocida de Mafalda que seguramente hemos visto más de una vez, donde ella está al lado de un globo terráqueo y grita desesperada “Paren el mundo, que me quiero bajar”. La situación gráfica es muy particular porque si la vemos ahora, en medio de la pandemia y una cuarentena extendida para impedir contagios inevitables, podríamos asegurar que Mafalda tenía demasiada razón.

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