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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

La izquierda extremista peruana saltó a la escena durante el primer gobierno de Fernando Belaunde, tras una sublevación campesina en los valles La Convención y Lares (Cusco), liderada por el rojo Hugo Blanco.

Recientemente, la vicepresidente del Congreso, Roselli Amuruz, informó que su despacho recibió un Informe de auditoría de la Contraloría General de la República, determinando que el inefable “Fernando Tuesta Soldevilla fue contratado de manera irregular” por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que aún preside Jorge Luis Salas Arenas.

La CIDH, una vil enemiga del Perú, ha resuelto admitir otra denuncia del genocida víctor polay, cabeza del mrta, causante de innumerables ejecuciones que segaron la vida a innumerables peruanos por mero “placer de poder”, de aquel grupo fanático que, junto con sendero luminoso, le declaró la guerra a nuestro Estado a lo largo de los años setenta a noventa del siglo pasado.

Parió Paula. Después de un mes de anunciado –a través del Mensaje de Fiestas Patrias–, el martes la presidente Dina Boluarte envió al Congreso al premier Alberto Otárola y a los ministros de Economía, Alex Contreras; Interior, Vicente Romero; y Transportes y Comunicaciones, Paola Lazarte.

La degradación del Estado peruano no cesa, en su lunática carrera hacia el caos total. La culpa exclusiva es de los politicastros que han gobernado nuestro país, a partir de la letal incursión de la izquierda en el manejo del Estado cuando, el año 2011, asumiera la presidencia otro imputado por corrupción, como Ollanta Humala.

Por enésima vez, comentamos la gravísima coyuntura a la que nos ha llevado la izquierda, cortesía de los caviares y un presidente comunista del Jurado Nacional de Elecciones. El régimen Boluarte, sucedáneo del desgobierno de Castillo, lleva ya nueve meses en el poder sin un plan de gobierno. ¡Ni intenciones de tenerlo! El Perú navega al garete, en medio de una espantosa borrasca.

Por fin hay una magnífica noticia para la centroderecha nacional: el Partido Popular Cristiano ha elegido un nuevo presidente. Hablamos de Carlos Neuhaus Tudela, hijo de uno de los fundadores del partido, de quien lleva el mismo nombre y profesa la misma opción política.

EXPRESO viene republicando episodios clave sobre el escándalo Lava Jato.

La izquierda peruana jamás sospechó que la Fiscal de la Nación acabaría con sus sueños de opio: imponer al Perú un régimen “popular”, a imagen y semejanza de los de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia.

La situación económica es muy preocupante. La inversión privada sigue cayendo y la pública quedándose sin recursos. El dólar ha reiniciado su tendencia al alza, y el costo de vida no deja de subir.

Todo cheque en blanco garantiza problemas. Pero el gobierno de Boluarte pretende pedirle no uno, sino más de treinta cheques en blanco al Congreso, para promulgar otros tantos decretos leyes en asuntos referidos a mejorar la seguridad ciudadana.

José de la Riva Agüero y Osma fue la figura clave del pensamiento inicialmente liberal y luego conservador, de la Derecha peruana. Fundó el Partido Nacional Democrático, al que se integró la mayoría de jóvenes profesionales de su generación, para apoyar la candidatura presidencial de José Pardo y Barreda, ganador de las elecciones ese año.

Los contratos de las dos vías de peaje concesionadas por la Municipalidad de Lima contienen vicios intrínsecos. Primero porque son producto de sendas licitaciones amañadas, a su vez resultantes de procesos de corrupción gestados por la ahora procesada exalcaldesa de Lima, Susana Villarán de la Puente.

Resulta no solo incongruente, sino irresponsable -y peligrosísimo- que los partidos políticos que dicen abrigar el sistema democrático persisten en buscar el adelanto de elecciones como “solución política” para este país en vías de un profundo caos, y rumbo al colapso socioeconómico y político más peligroso de su historia.

Volvemos a un tema ya cansino –aunque crecientemente grave– como el imparable descrédito del Congreso de la República. Asistimos a una oleada autodestructiva de lo que una vez fue primer poder del Estado. La corrosión del poder Legislativo peruano arrancaría hacia fines del siglo XX, al ir extinguiéndose la última brillante generación de grandes políticos que vio nacer el país.

Los fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez deben ser denunciados en el acto, procesados a la brevedad y condenados como se merecen, por haber estafado al Perú con aquel infame “pacto secreto” que mantienen guardado bajo siete llaves, al extremo de intentar imponer su estafa so pretexto del sectarismo que sólo ellos son capaces de conocer.

Muy grave la denuncia que formula el constitucionalista Aníbal Quiroga contra la Junta Nacional de Justicia (JNJ), creación del imputado por corrupción Martín Vizcarra para reemplazar a la Academia de la Magistratura.

“Si hubiéramos estado en la Mesa, otra sería la cosa”, sentencia el estalinista Vladimir Cerrón, un político preparado por uno de los laboratorios del comunismo más brutal, el cubano, país donde él estudió y vivió alrededor de década y media. Cerrón sabe de política latinoamericana como los mejores.

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