Elecciones 2026:  Electores peruanos eligen mal porque en colegios no recibieron formación de sentido crítico

El docente universitario y analista político Fernando Flores Limo asegura que el Perú, en materia electoral, sufre una paradoja inquietante: “no formamos ciudadanos críticos y, al mismo tiempo, elegimos repetidamente líderes cuestionados.”

Flores Limo refiere que la mala elección electoral es producto de años de abandono educativo y de una cultura política deformada. Los datos lo confirman: apenas el 22.5% de los niños de cuarto de primaria alcanza niveles satisfactorios en matemáticas, y en 25 de 26 regiones ni la mitad de los escolares cumple esa meta.

“Ningún departamento alcanza el 50% de estudiantes con rendimientos adecuados en lectura o matemáticas”, añade, citando informes oficiales. Esa falla sistemática, advierte, es una “cuna de individuos que aprenden de memoria sin cuestionar lo que oyen”.

En su opinión, la escuela peruana sigue enseñando contenido técnico, sin promover debates sociales ni participación. “Las evaluaciones nacionales e internacionales muestran brechas enormes”, explica, y recuerda estudios que alertan que la mayoría de alumnos sale del colegio con “poco sentido crítico”.

El doctor Flores Limo insiste en que la educación debe ser la piedra angular de la democracia. Para él, la universidad y el colegio deben “motivar a los estudiantes a ser curiosos, autónomos y críticos”.

Destaca que las competencias básicas (lectura, razonamiento matemático, ciencias) no solo son útiles para el empleo, sino esenciales “para desarrollar el pensamiento crítico” en un mundo cambiante.

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Sin embargo, el sistema actual no las prioriza: los resultados de PISA 2022 muestran una realidad dura, con más de la mitad de alumnos peruanos sin alcanzar competencias básicas. En consecuencia, muchos jóvenes carecen de las herramientas necesarias para distinguir información falsa, retos populistas o simplemente exigir cuentas a sus gobernantes.

¿Por qué volvemos a elegir corruptos?

Frente a estos males educativos, preguntamos: ¿por qué los peruanos siguen votando por líderes cuestionados o corruptos? Flores Limo describe un electorado hastiado, pero a la vez resignado. Cita encuestas: el 95% de los ciudadanos cree que “la mitad o más” de sus políticos está implicada en corrupción.

“Esa percepción genera cinismo”, dice. “Algunos votan por ‘el menos malo’; otros se conforman con lealtades tradicionales.” Como recuerda un analista entrevistado por Expreso, en el Perú “se vota mucho por la emoción o el clientelismo en lugar de por la razón”.

Agrega que, ante la falta de una oferta política sólida, muchos peruanos terminan votando en contra de alguien (por revancha o por simple furia), o se dejan llevar por promesas materiales. En los mítines, los regalos y dádivas funcionan como un “anzuelo” eficaz, pues atrapan a ciudadanos vulnerables a la desinformación.

Esta mezcla de frustración y clientelismo tiene raíces sociales profundas. La ignorancia permite que la corrupción prospere, reflexiona, porque un votante mal formado no distingue un discurso engañoso. Un estudio citado en Agenda Política resume: los déficits en “lectura, pensamiento crítico, educación cívica y alfabetización digital” hacen a la población especialmente susceptible al populismo y al clientelismo.

Medios, redes y cultura clientelar

En cuanto a la información electoral y política ¿Qué rol juegan los medios y las redes sociales?

Los canales digitales son la principal fuente de información, sobre todo para los jóvenes. Cita datos recientes: la mayoría de ciudadanos se informa por medios digitales, especialmente redes sociales, lo que implica una “alta exposición a noticias falsas”. De hecho, casi la mitad de los votantes llega al día electoral con información «distorsionada»: las encuestas muestran que aproximadamente el 50% de los electores carece de datos adecuados y confunde noticias falsas con reales.

Urpi Torrado, de la encuestadora Datum, señaló que pocos jóvenes distinguen una «fake news» en su feed: la gran mayoría admite dudar y solo una minoría verifica la información en medios tradicionales.

Además, los partidos políticos y los medios de comunicación tradicionales a menudo no llenan ese vacío; paradójicamente, el 51% de los electores decide en base a la exposición mediática de los candidatos en debates y entrevistas. El efecto es doble: las noticias falsas polarizan y desinforman, y el sensacionalismo burla la verdadera agenda de la población.

Flores Limo agrega que, en nuestro país con alta desigualdad, persisten prácticas culturales de clientelismo: dar apoyo a cambio de migajas. En las provincias, donde el Estado llega mal, la gente a veces sigue la tradición de apoyar al caudillo local que promete obra o dinero.

“Ese patrón no se cuestiona porque viene de lejos, de la colonia,” explica. Sin autocrítica social, el ciclo continúa: políticos corruptos obtienen votos prometiendo beneficios inmediatos (vaca, gallina, tal vez un chanchito), y el electorado no tiene herramientas para exigir algo más allá de lo material.

Propuestas para cambiar las reglas del juego

Fernando Flores Limo propone una revolución lenta pero estructural. En lo educativo, aboga por reorientar la escuela hacia ciudadanos críticos. El Estado debería reformar el currículo básico, incorporando más debate, ética y civismo práctico, con profesores bien formados y recursos suficientes. Cita un análisis del IDEHPUCP: “una educación de calidad orientada al desarrollo de la conciencia ética de los ciudadanos” es esencial para una sociedad democrática.

Subraya, la solución no es solo escolar. Hay que reformar las reglas políticas e institucionales. Su receta incluye más transparencia en el financiamiento de campañas, penas efectivas contra el clientelismo electoral y la inhabilitación de candidatos con sentencias o procesos abiertos por corrupción.

Menciona ideas innovadoras para la representación política: por ejemplo, un Congreso mixto donde parte de los legisladores no salgan solo de partidos tradicionales, sino de concursos meritocráticos o de representantes de colectivos ciudadanos.

La meta es romper la hegemonía de las élites partidarias. También aconseja modernizar el sistema de votación: vislumbra un modelo progresivo de voto electrónico, acompañado de auditorías públicas, observadores imparciales y campañas de educación digital.

Así, los peruanos podrían conectarse con la democracia de manera más directa y con garantías. En síntesis, reformular la educación y cambiar las normas políticas son los ejes para salir del círculo vicioso