Víctor López García sobre el Apra: “Estamos en una posibilidad real de pasar a la segunda vuelta”
Hay una falta real de partidos y políticos auténticos, y de líderes y dirigentes genuinos. En las derechas políticas y empresariales tienen miedo de mostrarse como tales.
¿Cuál es su opinión respecto a la crisis de gobernabilidad que viene sufriendo el país en los últimos años?
La crisis de gobernabilidad que vive el país se ha agudizado en los gobiernos posteriores al de Alan García, que ha sido, sin duda, el mejor del presente cuarto de siglo y, quizá, también el mejor de los últimos cincuenta años, por los resultados positivos comprobados en términos de desarrollo económico (pues el país creció a un promedio de 7 % anual) y de progreso social (la pobreza se redujo en más de 20 puntos, cayendo del 48 % al 25 %).
Desde entonces, la gestión pública ha seguido una tendencia decreciente con Humala, PPK, Vizcarra, Sagasti, Castillo y Dina, en términos, sobre todo, de incapacidad hasta la ineficiencia y de inmoralidad hasta la corrupción.
El tema central es que los presidentes referidos y sus ministros y funcionarios, así como los congresistas (en su mayoría), han carecido de aptitud, es decir, capacidad, calidad y condiciones para gestionar el Estado por la ruta del progreso y el bienestar; y también les ha faltado carácter, conducta y comportamiento frente a los desafíos internos y externos. En los últimos años, hemos llegado al punto más bajo por la comprobada ineptitud del Gobierno y el Congreso actuales, que, parece ser, son de lo peor que hemos tenido en la historia republicana.
¿Qué factores explican la situación política recurrente y actual del país?
En primer lugar, la falta real de partidos y políticos auténticos, y de líderes y dirigentes genuinos. Los que vienen haciendo gestión gubernamental y congresal en los últimos veinte años son los integrantes de los partidos formales, pero no reales, que pertenecen a personas, empresas, universidades o son financiados por la economía informal e ilegal. No tienen ideología, tampoco línea política, menos propuestas programáticas, ni siquiera dirigentes serios y responsables. Solo tienen intereses económicos. Para ellos, la política es un vil negocio o negociado. Se arreglan con quien sea.
En segundo lugar, las izquierdas rojas y caviares, que se han vuelto más grupos de interés individual y colectivo, político-partidario, y que se han infiltrado en las entidades públicas en general, especialmente judiciales y jurídicas, desde las que descartan a unos y favorecen a otros. De esta manera, el JNE dejó fuera al Partido Aprista, el PPC y otros, y permitió la fórmula presidencial de Perú Libre con Castillo y Boluarte. Siguen creyendo en el comunismo y el socialismo. Apoyan regímenes dictatoriales y genocidas, que han quebrado la economía, la sociedad y la política de Cuba, Venezuela y Nicaragua, principalmente.
En tercer lugar, las derechas empresariales y políticas, que tienen miedo de mostrarse como tales. Es vergonzoso que terminen apoyando a caviares y rojos, como lo hicieron para presionar a Merino o apoyar a Castillo y ahora a Boluarte. Por eso, y más, mucha gente cree que los políticos son incapaces y corruptos, y ha perdido la confianza y la credibilidad en la política.
Pero los apristas también tienen responsabilidad.
¡Claro que sí! Y mucha. Porque somos el partido con más historia, tradición y leyenda del país. Porque somos un partido con ideas y propuestas. Porque tenemos líderes y dirigentes con la teoría y la práctica política y de gestión pública, es decir, experiencia. Porque siempre fuimos un “partido-escuela”. Y porque hemos dejado de ser un “partido dirigente”.
Dejamos de ser ambas cosas en forma decreciente con la muerte de Haya de la Torre. Con Alan llegamos al gobierno en dos ocasiones, pero fuimos cada vez “menos partido”. Abdicamos de nuestro rol de “conducción de la política nacional” que, cada vez más, fue asumido por las izquierdas rojas y caviares, desde moderados hasta extremistas, a través de sus movimientos, sindicatos, sus ONG, colegios, universidades y medios de comunicación. Desde hace muchos años, el partido como institución ha ido perdiendo su capacidad de organización, de movilización y de conducción. Sin embargo, a pesar de todo, seguimos siendo lo más firme y fuerte que hay en el Perú como partido.
Alguna gente cree y dice que el Apra ya fue, incluso, ¡que ya murió!
Veamos al Partido Aprista como pensamiento y como acción. Como ideología, línea política y propuesta, el Apra está más vigente que nunca. Este mundo globalizado, digital y de inteligencia artificial les da la razón a las ideas de Haya de la Torre expresadas en sus diversos libros, artículos y discursos, desde El Antimperialismo y el APRA hasta Espacio, Tiempo Histórico. De modo que su pensamiento está vivo y ha superado la prueba del tiempo.
El problema somos los apristas, que no hemos hecho lo suficiente por difundir las ideas. Como práctica de organización, movilización y conducción está el problema que hay que resolver, pues hemos perdido capacidad y presencia. Sin embargo, hay cientos de militantes apristas en todo el país que están haciendo activismo político.
¿Qué hay que hacer o qué están haciendo para reactivar al partido aprista como organización?
Desde hace muchos años, está pendiente la convocatoria a un Congreso Nacional del Partido Aprista para renovar la dirigencia nacional, definir o redefinir la línea política y la posición frente al gobierno actual y sus políticas públicas, así como respecto al Congreso y las entidades judiciales y electorales. Pero, hasta ahora, no lo convocan quienes tienen la obligación de hacerlo.
El aprismo no se está pronunciando como organización ante los problemas y alternativas nacionales. Los militantes y las bases del partido no tienen conducción. Sin embargo, muchas bases partidarias en todo el país y en la capital responden a su manera en la tradicional línea política de izquierda democrática, que es la posición correcta de Haya de la Torre.
Pero en las redes sociales, pareciera que hay varias tendencias, apristas de derecha, de centro y de izquierdas; ¡que compiten y hasta se confrontan entre sí!
Sí, es cierto que hay varias expresiones de apristas, que podrían catalogarse como de derechas, centros e izquierdas. Porque algunos compañeros ponen el acento de interpretación del pensamiento hayista, en unos postulados o en otros. Haya de la Torre siempre puso a las ideas apristas a tono con los tiempos y acorde con los cambios; pero sobre la base de los principios inalienables de la democracia, la libertad y la justicia social, que se sintetiza en PAN CON LIBERTAD. Somos de izquierda democrática y antiimperialistas. Hemos sido y seguiremos siendo anticomunistas, antifascistas y antinazistas; que son los regímenes que más daño le han hecho a la humanidad. Por eso, hemos luchado y lo seguiremos haciendo contra los regímenes como el de Velasco Alvarado, Fujimori y Castillo. Igualmente rechazamos a las derechas y ultraderechas.
¿Entonces es difícil conseguir la unidad del Partido Aprista?
Siempre es difícil conciliar posiciones e intereses, sobre todo, políticos y electorales. Pero estoy seguro de que la inmensa mayoría de militantes del aprismo está identificada y comprometida con la reconstrucción, reorganización y relanzamiento del Partido, donde se expresen todos los puntos de vista compartidos respecto a las ideas y a la propuesta programática que tiene que ser de desarrollo económico, progreso social y modernización política y gubernamental. Y, aunque algunos no lo crean, estamos en una tremenda posibilidad de pasar a la segunda vuelta y llegar a ser gobierno otra vez.
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