Peligrosa apuesta populista del Congreso: más universidades, menos calidad
El Parlamento aprobó la creación de 20 nuevas universidades públicas sin estudios técnicos ni presupuesto, ignorando las advertencias del sector educativo.
Se avecina un agitado proceso electoral, y nuestros congresistas no han tenido mejor idea que aprobar la creación de 20 universidades públicas, sin ninguna evaluación técnica ni presupuesto garantizado.
Se trata de una actitud no solo populista, sino profundamente irresponsable e irreflexiva, que manipula las expectativas, anhelos y esperanzas de nuestros jóvenes y comunidades con fines políticos.
Así lo han advertido instituciones firmantes del Pacto por la Educación de Calidad, como IPAE, el Consejo Nacional de Educación (CNE) y diversas personalidades del ámbito educativo.
Desde el inicio de este gobierno ya se han creado 40 nuevas universidades, que se suman a las 49 existentes, muchas de las cuales aún tienen observaciones pendientes para alcanzar apenas las condiciones básicas de calidad exigidas.
Los dos principales argumentos esgrimidos para aprobar el dictamen presentado por el presidente de la Comisión de Educación, Segundo Montalvo, han sido:
1.- Atender la supuesta urgencia de ampliar el acceso a la educación superior. “Cada año egresan más de 400 mil estudiantes de la educación básica y apenas tres de cada diez logran continuar su formación académica”.
2.- Responder a las recomendaciones del CEPLAN, que alertó sobre la limitada oferta universitaria en la sierra y la selva.
Sin embargo, esta decisión ignora múltiples factores críticos:
• Compromete recursos no previstos en el presupuesto público.
• Impone responsabilidades a gobiernos regionales y locales que no les corresponden, generando riesgo de desfinanciamiento.
• Agrava la situación de universidades públicas existentes, que aún no cumplen con condiciones básicas de calidad por falta de recursos.
• No resuelve la dificultad para retener cuadros académicos calificados.
• Crear una universidad requiere más que infraestructura: demanda calidad, sostenibilidad, vinculación con el sector productivo, innovación y pertinencia social.
• El licenciamiento exige cumplir condiciones básicas que no se pueden improvisar.
Antes de crear nuevas universidades, deberíamos mejorar las condiciones de las actuales. El reciente QS World University Rankings 2025, elaborado por Quacquarelli Symonds, muestra que la mejor universidad peruana figura en el puesto 359 a nivel global, y solo dos universidades están entre las primeras 50 de América del Sur.
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Frente a este panorama, el CNE propone que, en lugar de ampliar la cobertura con instituciones inviables, se debe fortalecer las universidades públicas licenciadas, dotarlas de presupuesto adecuado, impulsar filiales solo cuando sea necesario y ampliar el acceso a través de becas que aseguren equidad y calidad.
Asimismo, urge acelerar los procesos de licenciamiento de los Institutos de Formación Docente e Institutos y Escuelas de Educación Superior Tecnológica, esenciales para el desarrollo económico y productivo.
Según el INEI, el Perú tiene un déficit anual de 300 mil trabajadores técnicos y operarios. Aquí es donde debemos atender a los egresados de la educación básica.
En un país donde se necesita fortalecer la educación técnica, se insiste en privilegiar la universitaria. Otto Frech, director del Instituto de Administración y Negocios (ICAM) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), señaló: “En nuestra sociedad aún existe el paradigma de que el camino al éxito es la universidad. El 70 % de los jóvenes que culminan secundaria prefieren una carrera universitaria, y solo el 30 %, una técnica”. Esta asimetría debe corregirse.
Lo correcto sería legislar para incentivar la educación técnica superior. Seguir creando universidades sin rumbo solo generará más desempleados o subempleados.
Según la OCDE, en el Perú, 8 de cada 10 empresas requieren trabajadores técnicos, pero el mercado laboral no los valora como merece.
Ramiro Salas, presidente del Gremio de Educación de la CCL, advirtió: “Casi la mitad de los jóvenes que egresan de secundaria no ingresan a ninguna universidad. Se quedan en el aire, evidenciando un gran déficit en la educación intermedia”.
Nuestros congresistas, bajo el pretexto de que sus iniciativas son meramente declarativas, lo único que logran es generar ilusiones vacías. El resultado es frustración, desilusión y resentimiento por promesas que nunca se cumplirán.
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