La crisis política y el gobierno de transición de José Jerí
El legislativo o el nombre la crisis.
Esta imagen retrata bien lo acontecido el 10 de octubre: un presidente que intenta creer lo que está diciendo, atrás un miembro de su equipo sudando con temor a que lea mal el discurso, una silla majestuosa y vacía, demasiado grande para la autoridad de turno y el crucifijo de espaldas, como quien no quiere saber nada de quienes nos arrastraron a esto.
La crisis ha sido legislativa. Este congreso actuó constitucionalmente juramentando a Dina Boluarte, pero pudo evitar el desgobierno vacándola con los primeros escándalos de corrupción. Por menos se fue Pedro Pablo Kuczynski, por menos sacaron a Manuel Merino de Lama. Dina Boluarte estuvo cuestionada por los rolex, por las denuncias contra su hermano, por Vladimir Cerrón, por su incapacidad para combatir la inseguridad, por poner en los ministerios a personajes cuestionados como Juan José Santiváñez Antúnez, pero, sobre todo, por su gran ceguera frente a los grandes problemas nacionales, sin embargo, en el legislativo, continuaron blindándola.
Alianza para el Progreso de César Acuña, el fujimorismo, todos continuaron blindando a Dina Boluarte, hasta que Renovación Popular, Podemos, Perú Libre, Avanza País, decidieron echarla porque tanta impopularidad afectaba sus apetitos electorales.
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Una balacera en el Círculo Militar de Chorrillos, contra los artistas de Agua Marina, fue la sangre que derramó las protestas, lo que determinó la insostenibilidad de Dina vaso, un vaso que lleva a más de cincuenta muertos en las Boluarte. Con Dina fuera de Palacio, asumió la presidencia de la república José Jerí Oré, quien cuando juramentó como titular de la mesa directiva del legislativo tuvo serios cuestionamientos por las graves denuncias de violación sexual y enriquecimiento ilícito que pesan en su contra. El accesitario de Martín Vizcarra, recibió la banda presidencial por parte del nuevo presidente del Congreso: el fujimorista Fernando Rospigliosi Capurro, quien ingresó también como accesitario tras el fallecimiento de Nano Guerra García.
Un presidente del ejecutivo que llegó al parlamento como accesitario, con once mil votos, y un accesitario Rospigliosi, son quienes tienen ahora la representación de los dos poderes más importantes del Estado. Dos poderes de espaldas a una población que exige un alto a la delincuencia, a la inseguridad ciudadana, un alto a la corrupción, al miedo colectivo. Este momento exige seriedad frente a la crisis, cambios que marquen la diferencia con quienes han venido gobernándonos. No se trata de cambiar mocos por babas, el pus, en términos de Manuel González Prada está en todas partes, que el ejecutivo tenga el tino de demostrar que no es parte de la infección será algo que demostrará con la elección de su gabinete. Esa es su única oportunidad para llegar al 2026, garantizando un proceso electoral limpio, sin artimañas, que le entregue a la población la oportunidad de elegir bien. Es eso, o enfrentar el rechazo de las mayorías. Si José Jerí se va, ingresaría Fernando Rospigliosi, y eso podría ser peor que la enfermedad.
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