Gobierno y Congreso se pierden en mesas de diálogo y reuniones, mientras el Perú se desangra: discursos en despachos, muertes en calles
Los comunicados oficiales prometen unidad, pero la violencia sigue marcando la agenda nacional.
El Gobierno y el Congreso multiplicaron sus reuniones, pronunciamientos y mesas de trabajo, pero sin mostrar resultados tangibles frente al panorama de violencia y extorsión que golpea al Perú.
Mientras las autoridades convocaron una nueva ronda de encuentros en la PCM y el Parlamento para “unir esfuerzos” contra la criminalidad, el país vivió otra noche marcada por las balas: un atentado armado en pleno concierto de Agua Marina dejó cuatro heridos en Chorrillos.
Perú espera resultados
La Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) indicó que el Ejecutivo y el Legislativo sostuvieron reuniones los días 6 y 7 de octubre para abordar la inseguridad en el transporte urbano.
Según el comunicado oficial, ambos poderes acordaron instalar una mesa de trabajo conjunta con los gremios de transportistas, programada para el 9 de octubre a las 8:30 a.m. en Palacio de Gobierno.
“El objetivo es unir esfuerzos en favor de la ciudadanía. Solo la unidad puede traer resultados importantes”, señaló la PCM en su pronunciamiento.
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Desde el Congreso, el mensaje fue similar. La institución comunicó que, “en coordinación con la PCM, se realizarán reuniones conjuntas para enfrentar la extorsión y el sicariato que amenazan la seguridad de los ciudadanos”.
Sin embargo, la reiteración de encuentros, mesas y anuncios motivó críticas por la falta de medidas concretas. La población observa cómo la violencia escala mientras los despachos insisten en el discurso de la concertación.
Balas se imponen a discursos
Horas después de los comunicados oficiales, la realidad desmintió las buenas intenciones. Una ráfaga de disparos interrumpió la presentación de Agua Marina en el Círculo Militar de Chorrillos.
Cuatro personas resultaron heridas, entre ellas los músicos Luis y Manuel Quiroga. El ataque, perpetrado por motorizados con armas de largo alcance, evidenció nuevamente el poder del crimen organizado frente a la fragilidad del Estado.
El general Enrique Monroy, jefe de la Región Policial Lima, confirmó que “los heridos fueron trasladados a distintos hospitales, y uno de ellos, Luis Quiroga, permanece en estado crítico”.
El atentado recordó el asesinato de Paul Flores, integrante de Armonía 10, ocurrido siete meses atrás, sin que las autoridades lograran identificar a los responsables.
Reuniones sin rumbo
Mientras los criminales actúan con precisión, las instituciones del Estado parecen moverse en círculos. La promesa de “unidad” se tradujo en una secuencia de reuniones sin hoja de ruta, sin plazos y sin compromisos verificables.
Cada mesa de diálogo concluye con nuevas convocatorias, y cada atentado encuentra al país sin respuestas.
Las víctimas de la inseguridad esperan acciones, no comunicados. En las calles, en los buses, en los conciertos, el ciudadano siente que el Estado dialoga mientras la violencia dispara.
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