Vizcarra: “Más impuestos para los ricos”
Aquello de que los pueblos merecen los gobernantes que tienen, encaja en el Perú mejor que en cualquier país. ¡Vaya si nuestras mayorías han cometido disparates eligiendo a espontáneos, farsantes, ladrones, hipócritas y cínicos de la talla de Toledo, Humala y Kuczynski! O aplaudiendo a rabiar a Vizcarra, presumido manipulador que desinforma sistemáticamente, miente sin rubor y alardea sus afanes golpistas, sino dictatoriales.
El eje de esta incultura es la mala educación en naciones como Perú, mal gobernadas por unos demagogos buenistas. En rigor, por unos temerarios, corruptos, cleptómanos y presumidos que han arruinado al país dilapidando US$ 35,000 millones en diez años (75% en proyectos infraestructurales sobrevaluados; 10% en sobornos y otros 15% en obesidad burocrática). Dinero de los impuestos pagados, evidentemente, por quienes más tienen. A esos mismos que hoy presiona la izquierda –y Vizcarra acepta– para que el Estado que les cobre más para poder dilapidarlo en asesorías millonarias que sólo amamantarán a sociólogos comunistas; para subvencionar a la prensa canalla y así los rojos tengan voz ante la platea; para llenar la burocracia de caviares. ¡Nunca para invertir en hospitales, colegios, seguridad ciudadana! Más bien para despilfarrarlos en Interoceánicas que, aparte, anualmente nos cuestan millones mantenerlas en favor del concesionario Odebretch; en refinerías que producen los combustibles más caros del planeta; en gasoductos donde no alcanza el gas natural para autoabastecernos, etc.
Ahora el demagogo de turno es Vizcarra. El vicepresidente de PPK que rogó apoyo al fujimorismo para reemplazarlo. ¡Incluso, desde antes que renuncie! Vizcarra no sabe gobernar democráticamente con un Parlamento opositor. Como resultado, pisoteó la Constitución clausurando el Legislativo. Ahora manda a sus anchas con un Congreso bisoño, fraccionado, incapacitado para ejercer las facultades que le impone la Carta: proponer/aprobar leyes, y fiscalizar a los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Pero el mal gobernante no sólo dilapida y malversa dinero público. También dirige con los pies las coyunturas críticas. Como esta pandemia. Con lo cual atenta contra la vida y salud de 31 millones de ciudadanos. Veamos. Vizcarra supo desde el inicio que la fórmula para contener el Covid-19 era controlar los contagios mediante, al menos, 5,000 muestreos diarios con tests moleculares (no los rápidos, que sospechosamente Vizcarra ordenó comprar 1’400,000 unidades). Así dijo evaluaría las cosas y adoptaría decisiones certeras. ¡No fue así! Vizcarra pretendió controlar el Covid-19 con 500 tests rápidos/día, generando unas estadísticas fantasiosas que nos asignaban los índices más bajos de contagio y muerte en Sudamérica. Era al revés. Lo decían los hospitales y las morgues. Recién a mitad de abril aumentamos a 1,000 muestreos/día. Ni siquiera 10,000, como en Chile. Consecuencia: tras cuarenta y tantos días confinados ¡somos la primera nación latinoamericana –por número de habitantes– en contagio y muerte!
Las clases acomodadas –no las populares– apoyan a Vizcarra. Este estrato opinó para “derogar la ley Mulder”. Gracias a ello, el Estado continúa subsidiando con S/ 2,000’000,000 anuales al clan mediático que inciensa a Vizcarra y desprestigia a la oposición. Como premio, Vizcarra les aplicará el impuesto a los ricos. ¡Toma mientras!